Agua

Mitigan sequía con pozos profundos

Mapimí, un municipio ubicado al extremo norte del estado de Durango que antaño fue uno de los lugares con mayor producción minera en la región, enfrenta el costo de las recurrentes sequías que han afectado las actividades agrícolas y ganaderas.

Tras el esplendor minero de hace décadas con abundancia de oro, plata y plomo, los habitantes de este lugar, situado a 70 kilómetros de la Comarca Lagunera de Durango y Coahuila, no tuvieron otra alternativa que migrar o dedicarse al campo, que hoy está desolado. En el último decenio, ante la falta de lluvias, los 10 mil pobladores de esta demarcación tuvieron que ir restringiendo la superficie de siembra, especialmente de maíz, orégano y forrajes.

Y unos cuantos hatos ganaderos sobreviven gracias al ingenio de los hombres del lugar que escarban hondos pozos para extraer el agua con bombas sumergibles y así mitigar la sed de los animales y obtener el recurso para el consumo humano.

En el predio La Purísima, como en otros muchos que existen en la zona, sus propietarios cavan pozos de aproximadamente tres metros de diámetro por 65 de profundidad. Luego, para extraer el líquido, atan con una soga la bomba sumergible y con otra el cable de energía eléctrica para hacerla funcionar. Así, obtienen el agua que abastece a los abrevaderos de las reses, además de satisfacer las necesidades de consumo de los lugareños.

Por la falta de precipitaciones pluviales en la zona de Mapimí hay poca recarga de los mantos acuíferos y, en consecuencia, se tiene que bombear a mayor profundidad de la programada cada vez. Cuando baja el nivel del acuífero, hay que cavar más hondo y para lograr el objetivo, los rancheros contratan a los «norieros». Colgados de un lazo, estos últimos realizan el trabajo en lo profundo del hoyo.

Así es como sobrevive la ganadería y se enfrentan los caprichos de la naturaleza que castiga a esta región con escasez de precipitaciones. Aquí, por lo regular, llueve dos o tres veces al año, y en 2005, las precipitaciones pluviales han sido prácticamente nulas.

El lugar está constituido por un complejo de montañas semidesérticas de suelos calizos y laderas más profundas en llanuras y valles. Algunos de los habitantes viven de la siembra de orégano y forrajes, así como del comercio en pequeña escala, el cual se realiza en misceláneas o tiendas ubicadas en el centro de la cabecera municipal, que también se llama Mapimí.

El resto de la población se emplea en una empresa criadora de pollos de la firma internacional Tyson, en una maquiladora de ropa y en la explotación del turismo, a quien le venden réplicas en miniatura del Puente de Ojuela y de otras figurillas propias del lugar.

A la fecha, en el estado de Durango se encuentran destruidas 463 mil hectáreas, 44 por ciento de la superficie sembrada. La ganadería no escapa de los efectos adversos de la escasa lluvia.

Fuente: El Universal

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