Agua

El agua: motor de la economía nacional

Hoy es cuando el gobierno federal debe buscar el acercamiento con los gobiernos estatales y municipales, con los colegios, cámaras y asociaciones y conjuntar esfuerzos para difundir, promover y otorgar incentivos a las tecnologías alternas para la conservación del recurso agua. Hoy es cuando se deben crear programas que conduzcan a hacer efectivas las disposiciones del gobierno federal en materia de conservación, ahorro y uso eficiente del agua. Hoy es cuando se debe de dejar de lucrar con la necesidad de la población y no hacer uso del tema del agua con fines políticos y electorales y fomentar toda una cultura de conservación y respeto por nuestros recursos naturales.

Baja California Sur es uno de los estados más áridos del país (10 veces más que Israel) y, en consecuencia, la necesidad del recurso agua es mayor en dicha entidad. La existencia de corrientes superficiales permanentes es casi nula, debido principalmente a la escasez de lluvias y a la alta permeabilidad del terreno. Sólo en algunas ocasiones se forman escurrimientos provocados en las temporadas de ciclones. Esto indica que la necesidad de crear y fomentar campañas verdaderamente eficientes de conservación de los recursos hídricos en Baja California Sur, es algo prioritario para el desarrollo socioeconómico del estado.  En muchos organismos operadores del recurso en nuestro país, en vez de fomentar y promover otras tecnologías e impulsar programas de cultura del agua, lo único que les preocupa es cómo vender más agua para obtener mayores ingresos, sin importar las consecuencias de esta política.

El Consejo Mundial del Agua y el Consejo Consultivo del Agua, definen como «crisis de agua» cuando la disponibilidad per cápita al año se encuentra entre los 2,000 y los 2,500 metros cúbicos y se considera «escasez crónica» cuando ésta se encuentra entre los 1,500 y los 2,000 m3 por habitante al año.

A finales del año pasado, la Comisión Nacional del Agua (CNA) publicó una lista de más de 100 ciudades de la Republica Mexicana en donde en los próximos 5 años se vivirá una escasez severa del recurso y también menciona las ciudades de la Republica Mexicana donde la disponibilidad se encuentra por debajo de los 1,000 m3 por habitante al año. Destacan la ciudad de México, con 379.00 m3/hab/año; La Paz, Baja California, con 436.00, y Los Cabos, con 701, m3/hab/año. Peor aún, 100 de los 600 acuíferos que existen en el país se encuentran sobreexplotados, 12 millones de mexicanos carecen del servicio de agua potable y 25 millones de sistemas de drenaje. El 73 por ciento de las aguas que caen con la lluvia no son aprovechadas, ya que México no cuenta con suficiente infraestructura hidráulica para captar esta precipitación. Sólo el 10 por ciento de las aguas superficiales presentan buena calidad, 65 por ciento son de calidad media y el 25 por ciento restante es de mala calidad; esto significa que no es apta para beber.

Son muchas las acciones que pueden emprender los tres órdenes de gobierno para crear reservas de agua, detener y revertir el grave deterioro de nuestros mantos acuíferos y de los ecosistemas. Fomentar toda una verdadera cultura de conservación es una de ellas, el reemplazo de mingitorios es otra. Un mingitorio convencional consume hasta 170.10 m3 de agua por unidad instalada al año y genera poco más que los mismos volúmenes de aguas residuales, esto es más de 170.10 m3 de aguas negras.

Aunado a este derroche excesivo e injustificado del recurso, se encuentra el aspecto económico, ya que según la CNA el precio por metro cúbico de agua en nuestro país se encuentra entre 1.50 y 5 pesos. Esto quiere decir que sólo la ciudad de México, en teoría, debería de pagar por el servicio poco más de 1,530’900,000 pesos anualmente por este concepto. Supongamos que no toda esta cantidad es cubierta por el gobierno, que sólo una tercera parte equivalente a 510’300,000 pesos, podría ser usada para construir escuelas u hospitales.

Según la Dirección de Construcción y Operación Hidráulica del Gobierno del Distrito Federal, tan sólo en la ciudad de México existen poco más de un millón 800,000 mingitorios empadronados, lo que significa que la capital gasta y genera poco más de 306’180,000 m3 de agua potable, es decir 306 Km3 de agua potable y de aguas residuales. Si el 95 por ciento de la orina es agua y otro 5 por ciento lo componen sales minerales, ¿por qué la necesidad de transportar agua con agua? ¿Acaso los drenajes no funcionan por gravedad? ¡No se requiere de un líquido para transportar otro líquido!

Imaginemos que los gobiernos federal, estatales o municipales impulsan un programa de reemplazo de estos equipos en todas las oficinas públicas y privadas de todos y cada uno de los edificios propiedad de la administración pública y las oficinas privadas, la industria nacional o los comercios. ¿Cuánto dinero y agua nos podemos ahorrar? Sólo los tres órdenes de gobierno pueden recuperar parte del gasto que destinan para el pago de este servicio y aplicarse a programas importantes dentro de sus presupuestos. Pero en la mayoría de los casos, las propias autoridades argumentan la falta de presupuesto para impulsar e incluso para adoptar estas tecnologías. En este punto, no es ocioso preguntarse: ¿No cuenta con presupuesto para qué? ¿Para ahorrar agua? ¿Para pagar por ella si hay? ¿No es esto absurdo? Lo que no hay es conciencia, compromiso y responsabilidad, ya que esto es asunto de todos y no de unos cuantos.

Finalmente, ha llegado a México la tecnología más moderna en el mundo en cuestión de mingitorios, que permite que éstos operen sin necesidad de utilizar agua y que contribuye a conservar 170.10 m3 del preciado líquido por unidad instalada y que, adicionalmente, deja de generar poco más que los 170.10 m3 de aguas residuales. Los organismos operadores del recurso, en todos y cada uno de los municipios comprendidos en el país, cuentan con programas para el manejo eficiente del agua, indebidamente nombrados «Cultura del agua».

Estos programas fueron creados con el fin de fomentar precisamente una cultura de conservación, así como difundir, promover y adoptar otras tecnologías disponibles hoy en día para la conservación del recurso. Pero para que un programa de cultura del agua sea eficiente, se obtengan los resultados esperados y cumpla con sus objetivos, éste deberá ser predicado con el ejemplo. Sólo así, las autoridades encargadas de la administración del recurso y los propios suscriptores del servicio lograrán cumplir con las metas establecidas.

Esta tecnología ya fue adoptada por algunas dependencias federales y estatales, así como planteles educativos de nuestro país y destacan por su importancia: Caminos y Puentes Federales de Baja California, Universidad Autónoma de Baja California y Baja California Sur, Tecnológico de Baja California, Colegio Familia de Tijuana, AC; Colegio de la Frontera Norte, Junta Central de Aguas de Chihuahua, Universidad Autónoma de Chihuahua, Junta Municipal de Aguas y Saneamiento de Delicias, Chihuahua; Aeropuerto Roberto Fierro de Chihuahua, Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología del Gobierno del Estado de Sonora, Instituto de Estudios Superiores de Monterrey Campus Sonora Norte en Hermosillo, Exportadora de Sal en Guerrero Negro, Baja California Sur; Academia Estatal de Policía de La Paz, Baja California Sur; Comité Administrador del Programa Estatal de Construcción de Escuelas, Hospital General de Subzona Medicina Familiar No. 5 del IMSS en Guerrero Negro, Baja California Sur; Comisión Estatal de Aguas de Querétaro y Caminos y Puentes Federales de Puebla.

Esta tecnología ya ha sido probada durante más de 12 años en Estados Unidos y otro países, entre los que destacan Canadá, Alemania, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Bermuda, Israel, Polonia, Malasia, India y, por supuesto, en las dependencias de México ya mencionadas.

¡Pero aún falta mucho por hacer!

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