Agua

Agua, en ‘silenciosa’ privatización

Todo inició en la década de 1990, cuando autoridades sanitarias determinaron agregar más cloro al agua como medida preventiva ante la última epidemia del cólera que se hizo presente en América Latina.

En siete años (1991-1998), 552 mexicanos murieron por la infección derivada del agua contaminada, según reportes oficiales. A partir de entonces, el agua mexicana perdió lo insípido para cobrar un sabor a cloro que ha llevado a nuestro país hasta la segunda posición mundial en el consumo de agua embotellada. Sólo nos supera Italia.

Para los europeos, el incremento en el consumo de aguas minerales, de manantial y potables preparadas, forma parte de «una nueva moda», porque el líquido que obtienen del grifo es igual de seguro.

En el caso de México, sin embargo, se ha percibido que es el inicio de un proceso silencioso de privatización de un recurso vital que el gobierno federal está obligado a proporcionar, y que aun cuando lo considera «elemento de seguridad nacional», ha permitido la incursión de empresas como Coca-Cola, Pepsi, Danone y Nestlé, en un negocio que hace gastar a los ciudadanos hasta 10 mil pesos por metro cúbico de agua embotellada.

Ese mismo metro cúbico vale un peso con 60 centavos en el sistema hidráulico gubernamental.

«Estamos enfrentando un proceso de privatización del agua en silencio, porque yo como extranjero, pregunto aquí si puedo beber del agua del grifo y todos me dicen que no, entonces tengo que ir a comprarla y, ¿quién la produce? No sé si aquí una empresa pública pudiera producir el agua y abastecer a la población», señala el costarricense Javier Bogantes, director del Tribunal Latinoamericano del Agua, quien defiende la tesis de que este recurso es un derecho humano y no debe ser entregado a manos privadas.

A diferencia de lo que ocurre en México, en España (sexto consumidor de agua embotellada en el mundo), la Federación de Consumidores en Acción (Facua) exigió recientemente al Ministerio de Sanidad y Consumo de ese país, que acabara con la publicidad de algunas marcas de agua envasada porque se venden como «tónicos milagrosos» y «compiten de manera desleal con el agua del grifo».

Durante 2002, los españoles consumieron más de cuatro millones y medio de litros de agua embotellada, esto es: 136 litros por persona, de acuerdo con la Corporación de Comercialización de Bebidas (Beverage Marketing Corporation).

En la clasificación mundial, México es la única nación latinoamericana cuyos habitantes dependen en forma excesiva del agua embotellada (casi 170 litros por habitante al año), es decir, que consumen al año más de cinco millones 600 mil litros.

Y antes que México, los italianos encabezan la lista con 183 litros por persona. Después están los Emiratos Árabes (163 litros por habitante), Bélgica-Luxemburgo (148 litros); Francia (141 litros), España y Alemania (124 litros), Líbano (101 litros), Suiza (99 litros), Chipre (92 litros), Estados Unidos (90 litros).

Alejandra Serrano Pavón, abogada del Programa de Biodiversidad, del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, AC (Cemda), sostiene que este proceso de privatización en México, ha sido favorecido por el titular de la Comisión Nacional del Agua, Cristóbal Jaime Jáquez, quien proviene de ese sector.

Para el abogado no hay impedimento alguno para que la iniciativa privada se adueñe de este recurso porque la ley no considera este aspecto. Sin embargo, afirma que existen acuerdos internacionales que también son ley suprema y en ellos está explícito el derecho de la población al recurso. De hecho, advierte, ya se prepara una movilización social previa al IV Foro Mundial del Agua que tendrá lugar en marzo de 2006 en nuestro país para hacer válido este derecho humano.

Fuente: El Universal

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