Se necesita una transformación estructural para convertirnos en una economía de bajo carbono, pese a esto, no hay metas claras ni compromisos
Lizlenne Tiburcio
Ciudad de México.— “México apoyó al crecimiento verde inclusivo como la columna vertebral del G20 a largo plazo, pero la vaguedad del lenguaje en la declaración final que se publicó decepciona tremendamente”, comentó Lasse Gustavsson, director de Conservación de World Wildlife Fund (WWF) Internacional.
Los líderes mundiales se enfocan en los problemas económicos a corto plazo y no observan las causas secundarias que ocasionan esta crisis financiera, económica y ambiental. Por ello, no pueden concentrarse en hacer los compromisos necesarios en materia ambiental y de sustentabilidad durante el G20, lo que afecta a la Cumbre Río+20, debilitándola por no tener acuerdos de parte de los gobernantes. “Hace 20 años, los mandatarios lograron inspirar al mundo en Río, hoy, necesitan tener menos miedo ante la crisis”, recalcó Gustavsson.
Vanessa Pérez Cirera, directora de Cambio Climático en México, dijo que “aunque el G20 reconoció el enfoque novedoso de la energía limpia con acento en las energías renovables y una aproximación responsable sobre combustibles fósiles”, también existe la necesidad de una transformación estructural requerida para convertirnos en una economía de bajo carbono, “pese a esto, no hay metas claras ni compromisos en ninguna de estas áreas”.
Como el G20 es un grupo voluntario, se requiere que establezcan puntos de referencia que muestren contribuciones sustanciales ante la resolución de la crisis financiera, económica y ambiental que enfrenta la sociedad; Por ello, México debe mostrar su liderazgo y responder a estos temas antes que termine su presidencia en noviembre de este año.
Teorema Ambiental
