El 72% de los espectáculos presentan anomalías en el trato a los animales
Culiacán se unió la semana pasada a la lista de municipios que prohíben el uso de animales en espectáculos circenses en el país, en la cual ya aparecen el Distrito Federal, Naucalpan, el Estado de México y Querétaro.
El año pasado, 72% de los circos mexicanos inspeccionados por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) presentó irregularidades que van desde maltrato animal, no acreditar la procedencia legal de los ejemplares, falta de plan de manejo y hasta carencia de registro ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El organismo aseguró unos 80 animales silvestres en 49 de los 68 circos presentados.
Cuando los animales se ven obligados a pasar mucho tiempo atados o enjaulados, desarrollan comportamientos anormales que indican que están sufriendo por causa de las malas condiciones de vida.
Los animales de circo suelen vivir en jaulas pequeñas que les dan poca capacidad de movimiento, o permanecen la mayor parte del día atados al suelo, esto les impide desarrollar sus comportamientos naturales y, en consecuencia, les provoca frustración.
Según los estudios de Animal Defenders International (ADI) sobre las prácticas de los circos a escala internacional: los caballos y ponis pasan hasta 96% del tiempo atados a cuerdas de poca longitud; los tigres y leones pasan entre 75 y 99% del tiempo en jaulas situadas en los camiones, y los elefantes pasan desde 58 a 98% del tiempo encadenados al menos de una pierna.
Protección a animales
Los circos contravienen dos artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Animal (1978): el artículo 4, que expresa: “Todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse. Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho”.
También contravienen el artículo 10: “Ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre. Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de animales son incompatibles con la dignidad del animal”.
Activistas lograron la liberación de “Morelia”, una leona que tras haber sido explotada durante 20 años, se encontraba en un estado deplorable en el circo llamado Daniel Atayde.
La leona presentaba daños en su pelaje, garrapatas, lesiones en la parte frontal del cráneo, costras en la piel y se veía extremadamente delgada. Su rutina consistía en recibir garrotazos de “Tarzán”, su domador, para garantizar su sumisión.
Después de su liberación fue llevada al Bioparque de Pachuca, Hidalgo, donde gracias a la buena alimentación, en poco tiempo recuperó 15 kilos de peso y sanó sus heridas.
Redacción Teorema Ambiental