Un estudio que costó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) 3 millones de pesos confirma que es irregular la extracción de agua en Cuatro Ciénegas, Coahuila, área natural protegida desde 1994 y explotada mediante un permiso que otorgó la dependencia hace algunos años. Utilizado para el riego de alfalfa, que después es comprada a los agricultores por la empresa lechera Lala, el líquido se obtiene de pozos de más de 200 metros de profundidad, que por ser agua fósil está contaminada con arsénico, advirtió la investigadora Valeria Souza Saldívar, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Explicó que la investigación quedó plasmada en un texto de casi 400 páginas, en el que, si se tiene la paciencia de leer, «se concluye que la zona no es propicia para las actividades agrícolas», aunque las conclusiones, de apenas dos hojas, dicen lo contrario.
La especialista resaltó la importancia de la zona de Cuatro Ciénegas, donde habitan más de 70 especies de plantas y animales endémicos (sólo se pueden encontrar en ese lugar) y existen más de 200 pozas, ríos, lagunas y ciénegas.
Se refirió principalmente a la presencia de estromatolitos, bacterias cuya existencia data de hace 400 millones de años. Forman parte del origen de la vida y a todos debería interesar su preservación, subrayó.
Toda esa biodiversidad está amenazada por la producción industrial de leche. El problema empezó en los años 70, cuando los campesinos «vieron que el precio de la alfalfa era mejor que seguir manteniendo nogales; inclusive el algodón resultaba más atractivo económicamente, sobre todo porque este último resiste más la sequía».
Así, junto con el crecimiento de los cultivos de alfalfa ocurrió el de Lala. Para pertenecer al consorcio, los agricultores deben garantizar que le venderán alfalfa todo el tiempo. Sólo que para producir un litro de leche se requieren entre mil y 10 mil litros de agua, según la zona de que se trate.
Cuatro Ciénegas se localiza en la zona semiárida del país, donde la principal característica es la sequía. No obstante, ese inconveniente se resolvió con la explotación de pozos de más de 200 metros de profundidad, comentó Souza.
De manera paulatina se fue acabando el agua de los ríos y a principios de los años 90 empezó a ser un problema grave. Actualmente, debido a que ya se ha difundido que el líquido extraído del subsuelo contiene arsénico, la población recurre al agua embotellada para realizar sus actividades esenciales, como bañar a los niños.
Subrayó que además de la contaminación en el agua existe el problema del mal uso, porque «los sistemas de riego son los peores». Resulta, explicó Souza, que «avientan el agua para arriba, como si fuera fuente, con lo que buena parte se evapora antes de llegar a la tierra». A esto se suma el hecho de que la alfalfa, si bien es la mejor fuente de proteínas para las vacas, es una de las plantas más evapotranspiradoras. «La alfalfa suda casi toda el agua que se bebe», indicó.
Fuente: La Jornada