La contaminación en el Valle de México no cerró filas en los diez días de la contingencia sanitaria que vivió la capital del país del 24 de abril al 10 de mayo, y pese a la ausencia de personas en las calles y a la baja de autos en circulación durante casi dos semanas, los niveles de ozono rebasaron los límites permitidos en las horas pico.
De acuerdo con datos del Sistema de Monitoreo Atmosférico de la Ciudad de México, desde que se declaró la contingencia a la fecha, sólo cuatro días se mantuvieron los límites permisibles, pues el resto, aunque fuera tan sólo en una hora, registraron niveles clasificados como “malos”, principalmente en las zonas sureste y suroeste de la capital.
El análisis de los expertos en el tema de calidad del aire en el Distrito Federal explica que la falta de vientos por largos lapsos, así como las altas temperaturas registradas esta temporada ocasionaron el estancamiento de contaminantes como el ozono; abundan en que, de haberse realizado actividades normales, en especial el uso del automóvil, los niveles se hubieran elevado de manera peligrosa.
Los principales riesgos de respirar aire con altas concentraciones de contaminantes en la capital son afecciones cardiacas y respiratorias, que enmarcadas en la alerta por la influenza, pudieron elevar el número de personas enfermas.
Aunque hasta el momento no se le ha endosado a la contaminación responsabilidad alguna por la propagación del virus entre los capitalinos, los niveles de contaminación pueden ser determinantes en este tipo de eventos.
El pronóstico de tiempo para esta semana que inicia, según el gobierno capitalino, es que comiencen a presentarse lluvias que además de aminorar los efectos del calor, ayudan a dispersar los contaminantes.
Fuente: Excélsior
