Descubrimiento de una toma clandestina en Tuxpan, Azcapotzalco
Descubrimiento de una toma clandestina en Tuxpan, Azcapotzalco
Colaboraciones

Huachicoleo en México: oportunidades de biorremediación

Los medios de transporte que utilizamos diariamente necesitan de gasolina para su funcionamiento, sin embargo, de acuerdo con la situación económica del país y que cada vez es más cara y es más difícil distribuirla, muchas personas han decidido robarla haciendo perforaciones en las tuberías que la transportan para evitar pagarla

Blanca Celeste Saucedo Martínez / Liliana Márquez Benavides / Juan Manuel Sánchez-Yáñez

Ciudad de México, 11 de abril de 2022.— La palabra “huachicol” de acuerdo con la Academia Mexicana de la Lengua en 2019, se usa para referirse a un ladrón, mientras que en la definición de “huachicolero” el sufijo -ero indica ocupación o cargo, por lo tanto “huachicolero” se le denomina a la persona que roba gasolina. El huachicol también se le conoce a una bebida alcohólica adulterada con alcohol de caña y con otros compuestos, y además sirve para nombrar el combustible robado, que puede estar adulterado.

El huachicoleo consiste en la perforación de las tuberías para extraer los combustibles como la gasolina, a través de ocho mil 390 kilómetros de poliductos en todo el país desde el lugar donde se fabrica hasta los lugares de almacenamiento, para uso propio o para venderla de manera ilegal a un precio más bajo.

Cifras y efectos

Se informa que en el primer semestre de 2020 las fuerzas armadas en México detectaron mil 948 tomas clandestinas en Hidalgo, 909 en Puebla, 724 en el Estado de México, 317 en Guanajuato y 278 en Veracruz. Para combatir este problema y evitar que siga este robo, el gobierno ha decidido cerrar varios de los ductos, para reparar las perforaciones, y transportar la gasolina en pipas a través de carreteras. El problema de esto es que algunos estados del país fueron perjudicados por la escasez y retraso en el abasto a las gasolineras.

El huachicoleo ha provocado varios tipos de problemas sociales, económicos, de salud y ambientales. Por ejemplo, entre los económicos, durante el primer trimestre del año las pérdidas por contrabando de combustibles fueron de 20 mil millones de pesos anuales, cifra similar a la que el presidente Andrés Manuel López Obrador indicó que se destinaría para la compra de las vacunas contra el covid-19 en el ámbito nacional en 2020. En cuanto a los daños ambientales que causa el huachicoleo, es algo de lo que se reporta escasamente y poco se sabe sobre cifras de sitios afectados. Se ha detectado que esta acción causa contaminación de suelo, aire y agua. Por ejemplo, en localidades de Hidalgo y en la zona de Tlahuelilpan, especialistas del área insisten en la restauración ambiental, además existen cientos de lugares con registro de tomas clandestinas que han causado contaminación, cuya biorremediación de los sitios se ha calculado con un costo de 175 mil pesos por hectárea, que difícilmente pueden costear los agricultores. De acuerdo con los datos sobre sustentabilidad de Petróleos Mexicanos (Pemex), el huachicoleo provocó el crecimiento de 13.5 por ciento de las zonas contaminadas por Pemex de 2012 a 2015. Según información de la Dirección General de Inspección de Fuentes de Contaminación de la Profepa, durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, hubo en todo el país cuatro mil 386 emergencias causadas por “huachicoleo”, pero solo se reportó daño ambiental en unas 300 hectáreas de terreno. No obstante, esto se debe a que dos mil 615 de estas fugas no reportaron públicamente la extensión de suelo afectado. Algunos de los datos más actuales señalan a finales de 2021 que en Mazatlán existen al menos diez tomas clandestinas, lo que es un peligro latente ya que las tuberías pasan por debajo de casas y comercios, además de que podría repercutir en la flora y fauna del mar de esa zona. Mientras que Hidalgo terminó 2021 con mil 383 denuncias por robo de combustibles equivalente a un aumento del 33.8 por ciento respecto a 2020.

Las instituciones encargadas de atender los problemas del robo de combustibles son la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), las cuales no han divulgado acciones de atención a los ecosistemas afectados por el robo de combustibles. El tiempo estimado para remediar las áreas afectadas es de aproximadamente cinco años y con un costo de 250 mil pesos por hectárea para el año 2022.

Propuestas de acción para biorremediación

Para solucionar el problema se requiere la participación activa de los dueños de los terrenos afectados, las autoridades ambientales y los especialistas en biorremediación. Usualmente un suelo contaminado con hidrocarburos puede presentar concentraciones de hasta 500 mil ppm equivalente a la enorme cantidad de 500 g de combustible por cada 1000 g de suelo.

En cuanto a los propietarios de los terrenos les corresponde asesorarse legalmente para proteger adecuadamente sus propiedades y capacitarse en materia legal para la prevención y remediación de suelos contaminados, así como en derechos y obligaciones como propietarios de terrenos.

Por su parte, las autoridades necesitan vigilar el no cumplimiento de leyes y reglamentos ambientales para la prevención y recuperación de sitios contaminados, para que por medio de ello se responsabilice a los culpables de la contaminación para la remediación de sitios y obligarlos a que paguen una indemnización a los propietarios afectados.

Para arreglar el problema de contaminación de suelos por combustibles hay distintos métodos, donde lo más común es usar compuestos químicos que son muy costosos y que generan más contaminantes en lugar de arreglar el problema. De manera alternativa, están los métodos biológicos como la biorremediación, donde se usan microorganismos y plantas para eliminar los combustibles del suelo, que son de bajo costo y amigables con el ambiente.

El proceso general que se tendría que llevar para limpiar el suelo es primeramente hacer una remoción mecánica del exceso de combustible del suelo. Luego, biorremediar el suelo que es por dos vías posible: in situ donde el suelo se trata en el mismo lugar o ex situ donde el suelo se traslada a otro sitio para su tratamiento.

En la biorremediación in situ, normalmente se hacen inyecciones de oxígeno y aplicación de soluciones detergentes y nutritivas en bajas concentraciones que faciliten y estimulen a que los microorganismos del suelo y/o plantas especialistas, puedan absorber y eliminar el contaminante. Mientras que para la biorremediación ex situ se realiza el mismo procedimiento, pero el suelo se trata en biorreactores donde se introducen microorganismos con capacidad genética de eliminar el contaminante. En ambas vertientes la concentración del contaminante debe ser inferior a la máxima aceptada por las normas ambientales. En México la NOM-138-SEMARNAT/SSA1-2012, establece que el límite máximo permisible es de 4,400 ppm (4.4 g de combustible en cada 1000 g de suelo) para que sea de nuevo un suelo fértil.

Figura 1. Biorremediación in situ de suelo contaminado por combustibles

El Sol de México, 2020

Conclusión

Para evitar todos estos problemas es urgente que el huachicoleo deje de ocurrir, sin embargo, la siguiente actividad más urgente es remediar inmediatamente todos los sitios que actualmente ya están contaminados por estos combustibles.

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO