Ciencia y tecnología

La pareja casi perfecta, el bosón de Higgs y el LHC

Los investigadores del Cinvestav detallaron más sobre el funcionamiento del LHC y las colisiones que se pretende hacer para obtener más información sobre el bosón de Higgs

Lizlenne Tiburcio

Ciudad de México.— En el marco del taller científico para periodistas Más allá del Higgs, se trataron los objetivos y la participación del equipo de científicos mexicanos en el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN, por sus siglas en francés), específicamente en los experimentos CMS —gran detector de partículas de propósito general— y Alice —pequeño detector de partículas más especializado— que forman parte de los cinco detectores creados para el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), un acelerador y colisionador de partículas donde hallaron el bosón de Higgs.

Vía remota desde el CERN —ubicado en Ginebra en la frontera franco-suiza—, Heriberto Castilla Valdez, líder mexicano en el proyecto CMS; Ricardo López Fernández, integrante del proyecto CMS, y el líder mexicano en el proyecto Alice, Gerardo Herrera Corral, de manera presencial en las instalaciones del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, fueron los científicos que participaron en el curso para periodistas en donde señalaron detalles de las funciones en los experimentos de los que forman parte en el centro nuclear.

Los investigadores del Cinvestav detallaron más sobre el funcionamiento del LHC y las colisiones que se pretende hacer para obtener más información sobre el bosón de Higgs al recabar un mayor número de muestras y determinar qué es y para qué es.

El bosón no fue el primer descubrimiento en el gran colisionador; primero encontraron una partícula en 2011 llamada b chi (3p) —una nueva forma de bosón que permitirá la unión entre un quark y su antiquark— y fue hallada en el experimento Atlas de la “Máquina de Dios”, como también le nombran al LHC.

Después, en 2012 encontraron la partícula subatómica Xi-sub-b (Xi*b) que forma parte de la familia de bariones, éstas son las partículas que se componen de los tres quarks más ligeros, quarks “up”, “abajo” y “extraño”, y sólo pueden ser generadas artificialmente en aceleradores de partículas, ya que son pesadas y muy inestables.

El LHC es un acelerador que crea millones de colisiones para alcanzar este tipo de descubrimientos, pero esta máquina trabaja a poco más de la mitad de su capacidad, es decir, a ocho teraelectronvoltios (TeV) —que equivale a un millón de millones de electonvoltios (eV) que son la energía cinética que adquiere un electrón cuando es acelerado por una diferencia de potencial de un voltio— y cuya capacidad máxima es de 14 TeV.

Los planes del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares, son hacer una pausa en el gran colisionador por casi dos años para darle mantenimiento, y así regresar en 2014 con su reactivación a la máxima potencia, que permitirá a la “Máquina de Dios”, duplicar las colisiones de protones y lograr las mediciones necesarias para conseguir más información sobre el bosón de Higgs.

Para el funcionamiento de esta enorme máquina instalada en un túnel de 27 kilómetros de circunferencia, se requieren 30 millones de euros al mes, lo que no es problema para el CERN porque “sus finanzas están bien” ya que todos los países que aportan recursos a las investigaciones del centro, “ya pagaron sus cuotas”, aseguró Herrera Corral.

Teorema Ambiental

Palabras relacionadas: CERN, bosón de Higgs, quark, Cinvestav, LHC, Alice, CMS, partículas subatómicas, TeV

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