Más de 150 mil hectáreas de tierras de cultivo ubicadas en el noroeste de la entidad están en proceso de convertirse en desierto, y otras 300 mil hectáreas sufren ya «erosión severa», advirtieron investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), del campo experimental ubicado en el municipio de Calera.
Los investigadores Agustín Rumayor y Jorge Zegbe advirtieron que este problema seguirá agravándose en forma irreversible en algunas regiones zacatecanas si las autoridades agrícolas y los campesinos no cambian las prácticas y técnicas de cultivo erróneas, que provocan que cada año «se pierdan entre 35 y 40 toneladas de suelo por hectárea».
Destacaron que en algunos casos «severos», se calcula que podrían estarse perdiendo hasta 200 toneladas de suelo por hectárea. Esta situación ha provocado que se esté convirtiendo en desierto una superficie de entre 15 y 30 mil hectáreas, entre los municipios de Sombrerete y Juan Aldama, donde anteriormente se cultivaron frijol y maíz. La devastación es tal, que en lo que otrora fueron sembradíos hoy se extienden dunas de arena roja.
Agustín Rumayor, director del centro experimental del INIFAP-Zacatecas, ubicado en el municipio de Calera, indicó que desde hace por lo menos diez años ingenieros agrónomos especialistas en suelos han advertido del severo problema que se vive en la entidad, y han exhortado -sin mucho eco de las autoridades agrícolas y los agricultores- a realizar una «reconversión productiva», mediante la cual se deje de dar uso agrícola a por lo menos 450 mil hectáreas hasta el momento dedicadas a la siembra de frijol, y se cultiven pastos y forrajes que aminoren la pérdida del suelo.
Respecto a las causas de la grave degradación, los especialistas del INIFAP indican que debido a las anticuadas técnicas de rastra y volteo de las tierras de cultivo -al principio de año y antes de la siembra- los campesinos por décadas han aflojado los suelos en los meses de intensos vientos en esta zona de México.
Fuente: La Jornada