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Productos madereros en el almacenamiento de carbono

Los bosques hacen un trabajo hercúleo para retener dióxido de carbono en hojas, ramas y suelos

nuevo-informeCiudad de México.— ¿Cómo catalizar un “círculo virtuoso” que explota el ciclo de vida de los productos madereros como los muebles para el hogar y multiplicar la conocida capacidad de los bosques para captar y almacenar carbono de la atmósfera?

Esta y otras preguntas las responde el informe Silvicultura para un futuro bajo en carbono: Integrar los bosques y los productos madereros en las estrategias frente al cambio climático, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

“Los bosques son un eje central en la transición hacia economías de bajas emisiones de carbono”, aseguró René Castro Salazar, director general adjunto de la FAO al frente del Departamento Forestal, “no solo debido a su doble papel como sumidero y fuente de emisiones, sino también gracias a un uso más amplio de productos madereros para desplazar a productos derivados de los combustibles fósiles”.

Los bosques hacen un trabajo hercúleo para retener dióxido de carbono en hojas, ramas y suelos, mientras que la deforestación y la degradación forestal son responsables de hasta un 12 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en todo el mundo. La relativa velocidad y rentabilidad con las que los bosques hacen notar su presencia —o ausencia— es una de las razones clave para que ocupen un lugar destacado en los planes de los países para cumplir con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Usar árboles para reducir la huella de carbono

El informe examina cómo los bosques pueden ser aprovechados para hacer frente el desafío del cambio climático global. El estudio es fruto de una colaboración innovadora en la que han participado más de 100 profesionales.

Gracias a los avances tecnológicos y a métodos más limpios y ecológicos de procesado, el uso industrial de la madera puede contribuir a reducir la huella de carbono, en comparación con el uso de combustibles fósiles.

La madera es el principal biocombustible sólido, ya que supone el 69 por ciento del suministro de energía renovable del mundo y es el principal combustible doméstico para cerca de dos mil 400 millones de personas. El uso de cocinas más eficientes podría reducir los casi dos mil millones de toneladas de emisiones anuales de dióxido de carbono que proceden de preparar los alimentos y potabilizar agua.

Al mismo tiempo, allí donde los bosques son gestionados de manera sostenible y son relativamente abundantes, la biomasa leñosa —por lo general en forma de pellets, elaborados a menudo a partir de productos reciclados o de desecho— puede servir como una fuente de energía a gran escala.

Promover la madera como fuente de energía renovable puede parecer contradictorio, pero mil 860 millones de metros cúbicos de madera —más de la mitad de la producción maderera del mundo— se utilizan ya para ese fin, poniendo de relieve los beneficios potenciales de una gestión más sostenible.

De manera aún más directa, cuando la madera se transforma en muebles, suelos, puertas o vigas que se usan en la construcción, no se oxida al instante, sino que continúa almacenando carbono. La FAO calcula que el almacenamiento de carbono en los productos madereros, compensa de hecho casi en su totalidad las emisiones de gases de efecto invernadero que conlleva su fabricación.

La huella de emisión neta de un escritorio de madera —sobre todo si es antiguo— es menor que la de los muebles de oficina modernos hechos de acero y materiales plásticos con un menor número de opciones de eliminación al final de su vida. Lo mismo ocurre en general con muchos materiales de construcción a base de madera cuando se analiza su ciclo vital.

Fomentar el aprovechamiento de la biomasa “en cascada” —por ejemplo, usando madera reciclada para fabricar muebles o embalajes y luego usarla de nuevo como fuente de energía— podría reducir las emisiones de carbono en hasta 135 millones de toneladas, así como disminuir la necesidad de vertederos.

Existe hoy en día una creciente evidencia de que los productos derivados de la madera son altamente competitivos con los materiales de construcción alternativos. El balance de carbono de un edificio con armazón de madera es solo la mitad comparado con los que tienen una estructura de hormigón.

Mientras que la madera tiene una larga historia como material de construcción ecológico en los países con bosques boreales —más del 80 por ciento de las casas en Estados Unidos y los países escandinavos tienen una estructura de madera, frente a solo el 4 por ciento en Francia— su aceptación podría crecer más rápidamente empujada por las políticas adecuadas.

Los mecanismos de pago por las emisiones de carbono, los planes de estudios universitarios, las políticas de contratación pública e incluso las normas de las aseguradoras son cruciales para aliviar la “dependencia tecnológica” de los sistemas tradicionales basados en ladrillos, cemento y acero, según el estudio de la FAO.

Fuente: Teorema Ambiental

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