La respuesta pareciese ser una obviedad, pero el ciudadano común aún no ha tomado conciencia de la urgencia que como colectividad tenemos para sentar las bases de un nuevo modelo económico basado en un capitalismo verde.
De acuerdo con Paul Hawken, para alcanzar un capitalismo sustentable es necesario transitar (en lo individual y en lo colectivo) a lo largo de cuatro etapas sucesivas de evolución desde nuestro modelo actual.
El primer paso es la eficiencia, es decir, revisar nuestras actividades cotidianas y productivas eliminando todo nicho donde se utilice ineficientemente la energía o los recursos. Un ejemplo es cambiar en casa los focos incandescentes por focos ahorradores de energía, reparar las fugas de agua y ahorrar en su consumo. Ser eficiente no necesariamente significa ser ecológico sino causar menos impacto, ya que muchas de las actividades que realizamos pueden ser dañinas, como lo es la generación de energía eléctrica por la quema de hidrocarburos.
El segundo paso es la incorporación de tecnología a los procesos productivos eficientes; siguiendo con los ejemplos del párrafo anterior podríamos incorporar paneles solares a la generación de electricidad y calentamiento de agua, una vez que hayamos garantizado que el consumo de electricidad y gas es eficiente. Hacer lo contrario (pretender incorporar primero tecnología antes de la eficiencia) sólo perpetuaría un sistema que hace daño pero con herramientas diferentes.
El tercer paso involucra evolucionar hacia una sociedad donde no exista el concepto “desecho” el cual haya sido redefinido como nutriente, en un esquema donde el “desecho” representa el insumo de otro proceso, buscando construir con este sencillo rediseño de flujos los cimientos de una economía circular donde los nutrientes circulen indefinidamente a través de los diferentes procesos industriales.
El último paso implica un cambio en nuestro pensamiento, ya que debemos reconocer que la naturaleza y sus ecosistemas nos proporcionan servicios ambientales para la estabilidad del clima, de los ciclos hidrológicos, de la producción de comida y de la vida misma; entendiendo que es necesario invertir recursos en capitales naturales (tales como la regeneración de los bosques que son verdaderas fábricas de agua) para poder regenerar nuestros recursos limitados dentro del sistema cerrado que nos da cobijo: Nuestra casa, el planeta Tierra.
