Contaminación

El patio de mi casa proyecto ambiental comunitario

El zumbido de las moscas imitaba un motor que no dejaba conciliar el sueño. La plaga que infestó todos los rincones de la colonia El Sol, despertó de su letargo a los habitantes que acostumbraban vivir y convivir en un paisaje lleno de basura.  leer más

Rocío Peñalosa, quien padeció la invasión, recuerda que en 1999, “la plaga de mosca no dejaba comer, estudiar ni dormir, los insectos estaban pegados en los techos de todas las casas, escuelas y negocios”.

La basura generada por el tianguis de autos usados más grande de América Latina, que se instala los fines de semana a las orillas del Bordo de Xochiaca, era sin duda uno de los focos que propiciaba la presencia de las moscas.

Los habitantes acostumbrados al paisaje de la basura, “mucha gente vivió y sigue viviendo de ella”, se percataron del gran problema ambiental y de salud que tenían a la vuelta de la esquina.

Entonces de manera organizada comenzaron a gestionar ante el municipio y con los tianguistas una solución al problema pues el veneno para moscas ya no era suficiente, “en todas las tlapalerías y mercados había letreros que decían: se agotó el veneno para moscas”, recuerda Rocío Peñalosa.

Los logros fueron buenos, se firmaron dos convenios en donde los tianguistas se comprometieron a recoger su basura, el municipio a enviar camiones suficientes para su recolección y los vecinos a tomar capacitación en el manejo de los desechos.

Sin embargo, la falta de presupuesto y personal por parte del municipio, evitó que esta capacitación llegara a los colonos. No se le puede exigir a alguien si no se le educa, por lo que surgió la necesidad de crear una organización de educación ambiental y fue como nació “El Patio de mi Casa”.

Ante el riesgo cotidiano que tienen los niños y jóvenes de la colonia El Sol, a ser influenciados por los vendedores de droga y los grupos vandálicos, la señora Rocío Peñalosa decidió abrir un sábado de 1999, las puertas de su casa a los amigos de sus hijos para que jugaran en su patio y con la instalación de una lona comenzó a realizar actividades ambientales con ellos.

El patio de su casa y una lona fueron suficientes para albergar las ideas y actividades de lo que se convertiría en un grupo ambiental, dedicado a difundir una cultura sobre medio ambiente, arte e identidad, a niños, jóvenes y vecinos de su comunidad.

El proyecto fue bautizado como “El Patio de mi Casa” por los propios niños que asistieron a los primeros talleres, y desde su fundación la falta de recursos ha puesto a la organización cerca de su final.

“Era importante seguir fomentando la educación ambiental tanto para los vecinos como para los niños, pero necesitábamos material, mesas, sillas, lonas, maestros, dinero e información”, comenta la lideresa del grupo.

Las necesidades de material y mobiliario fueron resueltas por los propios vecinos, pero el vacío de información ambiental fue un punto difícil de resolver.

“Comencé a buscar información a nivel municipal, donde existe un Centro de Información pero éste no cubre la parte ambiental; en la Universidad Tecnológica de Nezahualcóyotl, que cuenta con una carrera tecnológica ambiental, tampoco había información”, asegura Rocío Peñalosa, quien dedica su tiempo en las mañanas a la búsqueda de información.

La señora Rocío refirió que después de una intensa labor para buscar y solicitar capacitación ambiental en los ámbitos municipal y federal, “me di cuenta que existe para instituciones, empresas y escuelas, pero no para el ciudadano común, no para nosotros”. Por ello el grupo ambiental está dedicado a la creación de su propio Acervo de Información Ambiental, en el que prevalecerá información de su localidad.

La lideresa ambiental comunitaria, quien divide su tiempo entre las labores domésticas, su tienda de artesanías y los talleres ambientales, comenta que “antes los talleres se impartían como curso de verano pero ahora se extenderán durante cuatro meses y se darán todos los sábados, para dar oportunidad a más niños”.

Y a pesar de que su labor ha sido reconocida por la propia comunidad, la organización carece de un espacio propio para desarrollar sus actividades, después de haber gestionado y mandado muchos oficios a las autoridades de Ecología, al municipio de Nezahualcóyotl y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, para pedir un espacio y recibir siempre una negativa.

Y narra que “siempre me preguntan si somos de algún partido y cuando les digo que no, me dicen: mejor venga otro día, cuando me traiga mil personas a tal evento la apoyamos”. Incluso ha recibido maltrato de funcionarios al momento de pedir información, “me han dicho: por qué no se va mejor a lavar sus trastes señora”.

Y mientras una mosca revolotea sus alas sobre su cabeza, Rocío Peñalosa, la educadora ambiental del barrio El Sol, expresa de manera contundente, “que no nos presten el espacio, pero entonces que creen un Centro de Educación Ambiental para los más de dos millones de habitantes de Nezahualcóyotl”.

Contacto: Rocío Peñalosa Granados / patiosol@hotmail.com / (55) 57-36-56-36

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