Colaboraciones

¿Se puede postergar el cuidado ambiental al interior de las organizaciones?

Por Mario Amador

Con demasiada frecuencia, la salud y seguridad en el trabajo y el medio ambiente se consideran cuestiones que pueden abordarse “más tarde”, una vez resueltos los problemas económicos más inmediatos, pero desafortunadamente casi siempre existen esos “baches” económicos por lo que la seguridad, higiene y ambiente siguen esperando que sean considerados como una estrategia para aumentar la productividad y no simplemente como una salida de dinero que no representa mayor utilidad para la empresa.

Afortunadamente el aspecto de seguridad e higiene ya lleva muchos años siendo abordado en México por lo que diversos empresarios lo alcanzan a ver como oportunidad de evitar costos mayores pero no podemos decir lo mismo del medio ambiente donde en este momento se sigue considerando como “colocar dinero bueno en el malo” o “el medio ambiente no paga” pero poco a poco esta concepción irá cambiando tal y como se fue dando con la seguridad e higiene, cuando se comprenda que estos tres elementos pueden generar ahorros y potencializar la productividad siempre y cuando se tenga una estrategia bien enfocada de mediano y largo plazo.

La experiencia demuestra que los ahorros a corto plazo pueden generar en el futuro costosas actividades de solución de problemas que habrían podido evitarse hoy con un costo menor. Lejos de considerarse gastos improductivos en el “último eslabón de la cadena”, los gastos en salud y seguridad en el trabajo y en medio ambiente se deben enfocar como inversiones esenciales y productivas desde las perspectivas social, ambiental y económica.

La colaboración entre empresarios y trabajadores en la solución de los problemas de salud y seguridad en el lugar de trabajo tiene una larga tradición y ha demostrado ampliamente su valor. Cuando los trabajadores y sus organizaciones sindicales empezaron a plantear los problemas de salud y seguridad en el trabajo como cuestiones que les afectaban directamente, solían ser objeto de descalificación por su presunta falta de conocimientos y de formación técnica para comprender y abordar esas cuestiones.

Se han necesitado décadas de intensos esfuerzos de los trabajadores y sus sindicatos para que se reconozca su contribución fundamental al conocimiento y la solución efectiva de estos problemas en el ámbito de la empresa. Los trabajadores tuvieron que insistir en que se trataba de su salud y seguridad y en que tenían derecho a participar en el proceso de toma de decisiones, además de contribuir con una importante aportación. De modo similar, muchas empresas y organizaciones empresariales han terminado por comprender los beneficios que pueden derivarse de esta colaboración.

En la actualidad, muchos trabajadores y organizaciones sindicales deben hacer frente a descalificaciones similares de parte de empresas que niegan su capacidad para contribuir a la protección del medio ambiente.

Con todo, es preciso reconocer que, también en este campo, un grupo de empresas responsables y previsoras, pertenecientes a un número limitado de sectores de vanguardia, han sido las primeras en reconocer las capacidades, la experiencia y el enfoque pragmático que los trabajadores pueden aportar al esfuerzo por mejorar el medio ambiente, y en tratar de crear una plantilla cualificada, plenamente motivada, bien informada y comprometida.

Oficina Verde

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