Colaboraciones

Qué ocurrirá en París

Hernán Sorhuet Gelós

Lo preocupante es que hasta ahora cada nueva evaluación de la situación mundial confirma que las predicciones anteriores se quedaron cortas en materia del riesgo que corre la humanidad

que-parisUruguay.— A 80 días del comienzo de la Cumbre sobre Cambio Climático en París (COP-21) crece la expectativa mundial de que se logre alcanzar acuerdos relevantes en la lucha contra la amenaza más grande que ha tenido que enfrentar la humanidad en los tiempos modernos.

Las negociaciones están muy complicadas porque para lograr que la temperatura global del planeta a fines de siglo no ascienda a 2 grados centígrados con respecto a la época preindustrial, serán necesarios cambios profundos en la producción, el transporte, el consumo, etc. Al mismo tiempo se necesita mucho dinero para ayudar a los países más vulnerables a adaptarse a los cambios que ya están en marcha, y que no tienen ninguna responsabilidad en la generación del fenómeno climático que los afecta.

La semana pasada estuvo en nuestro país el embajador francés Jean Mendelson, encargado de cambio climático para América Latina, quien mantuvo numerosas reuniones de trabajo con autoridades de gobierno.

Expresó su optimismo de que se logre un tratado vinculante para todos los países tomando en cuenta, entre otras consideraciones, los compromisos anunciados por las dos naciones más contaminantes del mundo en materia de emisiones de gases de efecto invernadero: China y Estados Unidos. Expresó que Francia tiene el firme compromiso de que se alcance el éxito en la reunión de París, cuya importancia queda demostrada por la expectativa de que asistan nada menos que 50 mil personas.

Lo cierto es que, resulte o no exitosa la COP-21, el problema climático ya está instalado y, por lo tanto, demanda una atención de primer orden de parte de todos los pueblos. Los costos económicos, sociales, ecológicos y políticos se incrementan año tras año. Como sucede siempre, los sectores más vulnerables de la sociedad son los más amenazados por este fenómeno provocado por la acción descuidada e irresponsable de los seres humanos.

Debido a los enormes intereses nacionales y corporativos que el tema involucra, no sorprende que resulte tan difícil avanzar en las negociaciones. La profunda transformación que necesitamos en los modelos de desarrollo por aplicarse en todas las latitudes (los actuales paradigmas no son sustentables) deberán apoyarse en usos de tecnologías de vanguardia compartidas generosamente entre las naciones.

Mientras tanto, el mundo científico, además de informar sobre la escala y naturaleza del problema, también aporta la solución para evitar un nivel de calentamiento global que haría muy difícil la vida de los pueblos.

Si bien esas evaluaciones van cambiando a medida que los especialistas disponen de más información, lo preocupante es que hasta ahora cada nueva evaluación de la situación mundial confirma que las predicciones anteriores se quedaron cortas en materia del riesgo que corre la humanidad.

Nos hallamos en una encrucijada mundial que amerita una acción valiente y coordinada. Todos los países tienen responsabilidad en la solución, pero de manera diferenciada.

La alarmante situación con el cambio climático en que nos hallamos equivale a una persona que se le diagnosticó un tumor maligno, en lugar de recibir de inmediato el tratamiento previsto.

Fuente: El País de Montevideo

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