Colaboraciones

El niño y la sustentabilidad

Por Carlos Jesús Gómez Flores

En el contexto de la sustentabilidad como marco conceptual y como plataforma de acciones muchos la incorporan sólo como discurso

nino-susteYa hay pocas situaciones que puedan conmovernos en este mundo globalizado en el que en tiempo real podemos seguir masacres, ecocidios y atestiguar la violación de derechos humanos que llegan hasta la muerte.

Vamos de prisa perseguidos por nuestro estrés que de sí nos aleja cada vez más de los valores universales. Perdemos la capacidad de ser compasivos hasta con nosotros mismos. En esa frecuencia sin frutos, odiamos lo que desconocemos e ignoramos lo que conocemos.

La rutina es parte del diccionario de actividades inútiles que acompaña la vida humana cada vez más larga, gracias a los adelantos de la medicina.

En el contexto de la sustentabilidad como marco conceptual y como plataforma de acciones muchos la incorporan sólo como discurso especialmente en el organigrama del servicio público en donde aparecen secretarías de desarrollo sustentable en los ámbitos municipal y estatal.

En medio de este marasmo de idas y vueltas sin rumbo, de pronto aparece ante nosotros la visión prístina del episteme de la sustentabilidad en la expresión infantil de Brayan Ignacio Hernández Juárez, estudiante de la escuela primaria “Ignacio Santos Flores” padre de los connotados industriales del siglo XX, Ignacio, Manuel y Alberto Santos González, nacidos en Bustamante, Nuevo León.

Brayan (así sus padres registraron su nombre) sorprendió con sus palabras la semana pasada a los asistentes del foro “La explotación del gas shale: el cómo sí” al inicio de la reunión, de tal manera que al finalizar de hablar, todos se pusieron de pie para aplaudirle.

El niño dijo: “¡Debemos detener la guerra entre la tierra y el hombre donde lamentablemente los humanos estamos ganando! Hay quienes creen que hay que volver a vivir como antes para no consumir tanto. Pero resulta que las personas no están dispuestas a volver a vivir como en el pasado porque también gracias a los avances de la ciencia y la tecnología es que vivimos generalmente más años. Personalmente no creo que volver atrás sea la alternativa y que los avances tecnológicos son buenos pero no a costa del planeta.”

En Bustamante, aún los niños y niñas pueden vivir a plenitud su infancia y no es que ellos moren en una ínsula en donde el tiempo se detuvo. Más bien, la vida lenta del pueblo y el disfrute de lo cotidiano aún les permite tener calidad de vida, que es la parte esencial del desarrollo sustentable.

“Hubo gente que se sentó a pensar cómo hacer para que tuviéramos un futuro mejor sin tener que vivir como en el pasado. Un futuro en el que la gente importe y la naturaleza sea respetada. ¿Y saben qué se les ocurrió?: El desarrollo sustentable.” Comentó más adelante Brayan Ignacio. “Un nuevo estilo de desarrollo, más justo y equitativo. Ya no podemos tener una mejor vida si no tenemos educación, si no hay justicia y la inseguridad sigue creciendo”, prosiguió Brayan.

A poco más de 100 kilómetros de Bustamante se encuentra San Pedro Garza García, municipio nuevoleonés que llevara el nombre de San Pedro de los Nogales y en donde recientemente, a unas cuadras de mi casa, fue capturado el 4 de marzo el Z-42. El delincuente vivía en este municipio en el que tenía innumerables propiedades. En el momento de su detención, aparentemente, no se le hizo el menor daño físico.

Esta localidad de la que se presumiera su blindaje ante la delincuencia organizada, ahora está en medio de la discusión mediática y de los cuestionamientos de la opinión pública porque indudablemente personal de su policía conocía sus derroteros. De hecho en la Secretaría de Seguridad sanpetrina se están revisando las actividades de agentes, mandos medios y coordinadores para indagar la posible conexión de algunos de ellos con el Z-42.

Para colmo, el jueves pasado a media cuadra de mi casa fue secuestrada una joven a la que bajaron de su automóvil Mustang y se llevaron por la fuerza, robando también su vehículo.

La sustentabilidad implica justicia y seguridad como lo compartió en sus palabras el niño Brayan Hernández. Lamentablemente fui testigo de la injusticia que padecieron una pareja de novios por la policía de este rico municipio contra los que se aplicó un inusual operativo de cinco patrullas, porque en la madrugada el joven se pasó un alto en el vehículo que iba.

La pareja había tomado entre ambos cuatro copas de vino tinto. El joven aceptó que se le practicara el habitual dictamen médico para estos casos pero para no exponer a su novia, no quiso bajarse de inmediato hasta que no llegaran los padres de la chica, por lo que le infligieron heridas, pequeñas, pero heridas al fin, tanto como vejaciones y un trato menos digno que el que recibió el multicitado Z-42. Es fundamental que la autoridad local revise también este tipo de prácticas que atentan contra los derechos humanos en un municipio en el que se tiene una secretaría que se dedica al desarrollo sustentable.

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Fuente: Teorema Ambiental, imagen

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