Ciencia y tecnología

Preservan bosques con un palo y una soga

Las mediciones hechas con herramientas rudimentarias proporcionan los mismos resultados que la información reunida por satélites

Comunidades que viven junto a los bosques tropicales alrededor del mundo pueden calcular el carbono que se almacena en esas áreas con palos y sogas, de forma tan efectiva como los instrumentos de más alta tecnologías sobre la Tierra.

A esta conclusión llegó un equipo internacional de investigadores, que observó cómo las mediciones hechas con herramientas rudimentarias obtenían los mismos resultados que la información reunida por satélites.

Según los científicos, el trabajo, publicado en la revista Ecology and Society, demuestra que cualquier proyecto cuya meta sea detener la deforestación debería tener en cuenta las habilidades de estos pueblos. Algo contemplado en programas como Redd (Reducción de Emisiones por la Deforestación y Degradación de los bosques, de Naciones Unidas), pero que no está ocurriendo en la práctica.

“Por primera vez, hemos mostrado que las comunidades locales son capaces de observar y medir la biomasa de los bosques al nivel del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), incluso en las selvas con más especies de la Tierra”, dice Finn Danielsen, ecologista de la organización no gubernamental Fundación Nórdica para el Desarrollo y la Ecología y autor del estudio.

Estimaciones actuales sugieren que la desaparición de la masa forestal es responsable del 15 por ciento de las emisiones producto de la actividad humana.

Informe

El análisis identificó 289 parcelas en nueve tipos de bosque localizados en cuatro países del sudeste asiático y comparó las estimaciones de carbono recolectadas por los habitantes del lugar con los resultados reunidos por expertos silvicultores.

¿Cómo lo hicieron?

Establecieron una parcela en el bosque con una densidad y variedad de árboles representativa. Luego midieron los árboles y anotaron su tamaño y cuántos había.

Después ingresaron estos datos en una hoja de cálculo para determinar cuánto carbono se almacena en esa parcela en particular. Si ese terreno es representativo del área, se puede calcular cuánto carbono absorbe el bosque.

Los investigadores esperan que estos hallazgos muestren que las comunidades que habitan los bosques tropicales constituyen un recurso subestimado a la hora de observar y controlar aspectos de los proyectos del programa Redd.

Experiencia en América Central

La publicación de este informe coincide con el comienzo del Intercambio Redd 2013 en Oslo, Noruega a la que también asisten representantes indígenas de América Central, con la intención de transmitir a los especialistas allí reunidos que una de las claves para combatir el cambio climático tiene que ver con el fortalecimiento de los derechos sobre la tierra.

Un estudio realizado por Prisma, un instituto de investigación de El Salvador, y la Alianza de Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB), sugiere que en décadas recientes se han devuelto derechos territoriales a pueblos indígenas y en coincidencia se puede apreciar el surgimiento de una mejora de la protección forestal.

De acuerdo con este trabajo, aquellas comunidades locales con firmes derechos sobre la tierra conservan y protegen mejor los bosques que los gobiernos y la industria.

«Mesoamérica ha hecho un enorme progreso en el reconocimiento de los derechos comunitarios sobre territorios forestales. El 60% de los bosques de la región es propiedad o está gestionada por comunidades locales y pueblos indígenas», dice Andrew Davis, coautor del estudio de Prisma/AMPB y participante del encuentro de Oslo.

Según esta investigación, existe una marcada correlación entre el volumen de masa forestal y los lugares donde las comunidades indígenas tienen derechos significativos sobre la tierra.

En Panamá, por ejemplo, los indígenas gestionan más de 50 por ciento de los bosques maduros del país. Allí, como en Honduras y Guatemala, dice el informe, la presión de la deforestación es especialmente fuerte y los bosques controlados por pueblos indígenas están a menudo rodeados por áreas taladas para la explotación minera, forestal o agrícola.

Con información de BBC mundo y agencias

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