Ciencia y tecnología

El regreso del ser humano a la Luna

En diciembre pasado la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) publicó una lista de 181 proyectos posibles de entre los cuales serán seleccionados algunos para ser llevados a cabo cuando el Homo sapiens regrese a la Luna alrededor de 2020.

Algunas de las categorías de clasificación de los proyectos son la observación de la Tierra, la salud humana y la mitigación de peligros ambientales, la heliofísica, la astronomía y la astrofísica, la geología y la caracterización ambiental lunar. Un análisis aún somero de la lista de proyectos muestra la necesidad de que México cuente con una agencia espacial en corto plazo, AEXA. Participar en la era espacial sin una agencia espacial en el país se torna no sólo complejo, sino un camino de complicaciones innecesarias.

La selección final de proyectos a llevarse a cabo no será una tarea sencilla, y el subconjunto seleccionado deberá ser analizado también desde el enfoque de un acoplamiento integral en funcionamiento y objetivos. En la categoría observación de la Tierra conformada por 12 proyectos están, por ejemplo, el uso de la Luna como plataforma de percepción remota para diversos estudios como el de la reflectividad bidireccional para estudios climáticos y su uso en el balance de radiación de la Tierra para llenar lagunas en nuestro conocimiento debido a datos que no pueden ser colectados desde satélites artificiales en órbitas bajas de la Tierra (proyecto mEO5 en la lista publicada), estudios como el de la medición del color de los océanos para determinar su estado de salud (mEO6) y estudios como los de la criosfera (mEO9).

También se proponen actividades de observación del clima espacial desde la superficie de la Luna (proyecto mHEO2), actualmente algunos de los satélites más utilizados para esta observación están en el anillo geoestacionario como los satélites GOES de NOAA, están en órbita alrededor del punto de libración L1 en el límite de la esfera de influencia gravitacional de la Tierra como los satélites artificiales ACE y SOHO, a millón y medio de kilómetros de distancia en la línea que une a la Tierra con el Sol, más de tres veces la distancia a la Luna (desde las órbitas de ACE y SOHO se puede conocer la llegada de algunos de los impactos de viento solar en el campo geomagnético con antelación de una hora), o están en órbitas bajas de la Tierra como el satélite artificial recién orbitado Hinode (que continúa con la misión del satélite Yohkoh). La constelación Stereo de dos satélites artificiales comparte la órbita de la Tierra alrededor del Sol, pero a una distancia de ella suficientemente grande que les permita escapar de la influencia gravitacional de la Tierra.

Otros proyectos interesantes vinculados a aspectos del clima espacial son el estudio de las esferas de la Tierra y su interacción, como el estudio de la relación existente entre el campo geomagnético y la ionosfera observada desde la superficie lunar (mHEO4 y mHEO6 en la lista) y el estudio de los efectos de la actividad solar en el clima de la Tierra (por ejemplo, la variación secular detectada en la constante solar es considerada pequeña para causar cambio climático significativo pero algunos investigadores consideran efectos de amplificación en el geoespacio que sí tienen esa potencialidad, como la formación de aerosoles higroscópicos que facilitan la formación de cubierta nubosa). Una misión para el estudio del albedo de la Tierra desde el punto de libración L1 fue pospuesta indefinidamente hace algunos años.

Desde los inicios de la era espacial la astronáutica ha sido considerada como una rama del conocimiento al servicio del buen funcionamiento de una carga útil, como las de la percepción remota para observación de la Tierra, de las telecomunicaciones y más recientemente, de la telemedicina. Así han sido seleccionadas las posiciones en el anillo geoestacionario, las órbitas Molnya, las órbitas polares y las heliosíncronas, y más recientemente las constelaciones de satélites en órbitas bajas en uno o varios planos que habilitan las telecomunicaciones globales, todo esto de acuerdo con características idóneas para el funcionamiento de la carga útil. Otro ejemplo de este servicio es el subsistema de control de la actitud (orientación, attitude en inglés) del telescopio óptico Hubble que utilizó características del campo geomagnético y no gases fríos para evitar la contaminación del espejo. La nave espacial Luna al orbitar a la nave espacial Tierra no requiere de preciado propelante o energía, tan costosos de ser llevados al espacio a bordo de satélites artificiales para su uso posterior por cargas útiles de observación de la Tierra y una base lunar con autosuficiencia operativa es factible de acuerdo con los estudios. La Luna está más, mucho más distante, que los satélites artificiales en el anillo geoestacionario pero más, mucho más cercana que los satélites en el punto de libración L1, y así tendremos no sólo sensores (y redes de sensores) terrenos y satelitales sino también lunares, lo que dirige la atención hacia el tipo de sensores lunares que pueden ser utilizados de modo más eficiente o económico que los sensores terrenos o los sensores satelitales de acuerdo con las tareas que deban realizar, el determinar una ubicación óptima para los sensores incluirá colectar información del medio ambiente lunar para garantizar su buen funcionamiento (proyectos mENVCH*). Algunos de los procesos discursivos son comparables por ejemplo a aquellos usuales para la selección de ubicaciones para la explotación de recursos naturales de la Tierra. Así, la lista publicada de proyectos es una propuesta a favor de que las respuestas se busquen en la exploración para la ciencia y no en la ciencia para la exploración, en apoyo a que el ser humano debe retornar a la Luna.

La participación e inspiración del público en general por medio de la transmisión de videos tanto de las actividades lunares como del aspecto humano de las actividades de la tripulación y de una comunicación bidireccional con ella, el proveer oportunidades para la operación de equipo lunar y para la participación directa e indirecta de estudiantes como parte integral de su educación, y otras actividades más, son de innegable valor, incluidas en la lista publicada de proyectos propuestos (mEOR*).

Las categorías en que son ubicados los proyectos son: Astronomía y astrofísica (nueve proyectos), Heliofísica (ocho), Observación de la Tierra (12), Geología (16), Ciencias de Materiales (tres), Salud humana (ocho), Caracterización ambiental (12), Mitigación de peligros ambientales (cinco), Monitoreo ambiental operacional (tres), Apoyo a la vida y hábitat (nueve), Infraestructura general (servicios lunares) (cuatro), Verificación, prueba y operación (actividades lunares) (ocho), Energía (tres), Comunicación (cinco), Posición, navegación y coordinación (seis), Transporte (cuatro), Movilidad en la superficie (tres), Apoyo a las actividades de la tripulación (cinco), Utilización de recursos lunares (11), Preservación histórica de la superficie lunar (tres), Desarrollo de comercio lunar (nueve), Oportunidades comerciales (14), Asociación global (cuatro), y finalmente, Participación e inspiración pública (17).

Lecturas
• 181 things to do on the Moon, febrero 2 de 2007, cortesía de Science @ NASA, http://science.nasa.gov/headlines/y2007/02feb_181.htm?list961653,
• Global exploration strategy and lunar architecture, NASA Office of Public Affairs, http://www.nasa.gov/pdf/164021main_lunar_architecture.pdf, http://www.nasa.gov/pdf/163896main_LAT_GES_1204.pdf
• Science in NASA’s Vision for Space Exploration, National Academies Press, 2005 (37p), http://www.nap.edu/catalog/11225.html
• ProAEXA-DIVAAC, portal de apoyo a la creación de AEXA, http://aexa.divaac.org/index.php

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