José Luis Martínez/Redacción
El gas metano que se genera por la fermentación del relleno sanitario contenido en el Bordo Poniente será utilizado para generar la electricidad suficiente para iluminar toda la Ciudad de México durante 10 años, mediante una planta de transformación que será construida en el lugar y una obra para captar este gas y evitar que se sigan contaminando el suelo y el aire en la zona.
El proyecto fue una concesión otorgada por el gobierno de la Ciudad de México, ganado en licitación pública por la empresa Sistemas Eléctricos Metropolitanos a finales de 2012.
Para explicar cuáles son las condiciones que imperan en este relleno sanitario y cómo se remediará ambientalmente el lugar, el ingeniero Salvador Rojas Aburto, director de este organismo, platicó con estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), durante la 3ª. Semana de Ingeniería Civil de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, Unidad Zacatenco.
Manejo de 70 mil millones de toneladas de basura
El Bordo Poniente etapa IV es una zona de 412 hectáreas que funcionó desde 1994 y hasta 2011 como relleno sanitario para depositar la basura generada en la Ciudad de México. Al sitio llegaron en promedio 12 mil 500 toneladas de residuos al día, lo que al final acumuló un total de 70 mil millones de toneladas de basura, equivalente a lo que trasladan seis millones de camiones recolectores.
De acuerdo con el gobierno de la Ciudad de México, el proyecto contempla la conversión de la superficie del relleno sanitario en una capa verde de pastizales para evitar la emisión de un millón de toneladas de bióxido de carbono, implica la captura y extracción del metano que se produce en su interior, suficiente para encender las 517 mil luminarias que hay en toda la ciudad, así como mil 500 edificios públicos.
También permitirá extraer agua de riego mediante la creación de la planta de tratamiento de cuatro millones cúbicos de lixiviados (líquidos tóxicos generados durante la fermentación de la basura). La inversión final del proyecto será por parte de empresas privadas y ascenderá a tres mil millones de pesos.
“El relleno sanitario de la etapa IV tiene una profundidad de entre ocho y 10 metros y alrededor de 12 metros de altura, al nivel del suelo del lugar. El terreno es una arcilla muy compresible que comenzó a incrustarse en la basura”, explicó el ingeniero civil.
“La central eléctrica tendrá una línea de transmisión para conectarse con una subestación de la Comisión Federal de Electricidad que está aproximadamente a siete kilómetros al sur. Mientras que del total de 412 hectáreas, 350 contienen la basura. En el restante es donde se instalará la planta.
“En este relleno existe una geomembrana en la parte inferior a la que se le fueron incorporando secciones, de tal forma que hoy es una especie de alberca que no tienen las otras tres etapas. Se habla mucho de la posibilidad de que los lixiviados estén contaminando los mantos freáticos, pero medimos la zona y en realidad el lixiviado no fluye por la parte subterránea, sino por la parte superficial porque el relleno está totalmente saturado y escurre hacia varios espejos de agua en la zona.”
Metano al aire libre que tendrá una utilidad
Dado el alto contenido orgánico en los residuos que existen en la zona, se generó una alta concentración de gas metano, un gas de efecto invernadero, altamente dañino al ambiente por ser más dañino que el bióxido de carbono (CO2), que además no puede aprovecharse en procesos como la fotosíntesis de las plantas.
“Con mediciones en campo y otras técnicas, determinamos que el potencial de liberación de metano es de alrededor de 17 mil metros cúbicos (m3) por hora, aunque lo hemos ajustado a aproximadamente la mitad porque el proceso se da de manera lenta, debido al alto contenido de humedad por lixiviados que inhiben la generación de biogás. Sin embargo el proceso ocurre y el potencial de biogás se va perdiendo y ese será el combustible para alimentar los motores”, indica el empresario.
“El lixiviado es un fluido con características diferentes a un agua residual y no podemos verterlo al drenaje de la ciudad porque de inmediato generaremos otro tipo de problemas. Entonces también tenemos que construir una planta de tratamiento para estos lixiviados que vamos a extraer para que, ahora sí, podamos hacer ese vertido al dren general o aprovecharla para riego. No es una cantidad menor. La planta que estamos diseñando, maneja un gasto de 50 m3 por hora”, asegura.
Por lo tanto, el proyecto completo de remediación para el Bordo Poniente etapa IV comprende:
1. Sellar las 350 hectáreas de superficie para evitar que se siga inundando el relleno. Dicho sello debe considerar una pendiente para desalojar el agua de lluvia que caiga en la zona, con un geotextil impermeable, con capas de sello y protección.
2. Construir canales en todo el perímetro para desalojar el agua de lluvia captada en este sello, directamente al dren general.
3. Crear otro dren para los lixiviados que escurren, con una red independiente a la de captación de agua de lluvia.
La vida útil de este proyecto, de acuerdo con el ingeniero Rojas Aburto, será de 10 años, tiempo en el que será desalojado el metano contenido al interior del relleno sanitario. Posteriormente la planta de generación de electricidad de energía será alimentada por gas natural, suministrado desde un ducto de Pemex que pasa por la zona. Mientras que la operación de la concesión será de 25 años. Posteriormente, será administrada por el gobierno de la ciudad.
El inicio de operaciones de la misma, está contemplado para finales de este año.
“Habrá un costo adicional por el movimiento de la superficie que vamos a generar en el terreno por el desalojo de cuatro millones de metros cúbicos de lixiviados. Tendremos caídas muy importantes e incluso rompimientos en ciertas zonas donde tenemos que estar reponiendo el sello para evitar nuevas filtraciones”, agrega el ingeniero Rojas.
