Cambio climático

Salud pública, clave ante aumento de enfermedades causadas por cambio climático y urbanización

  • La urbanización sin planificación puede crear condiciones favorables para la propagación de enfermedades transmitidas por vectores

Teorema Ambiental/Redacción

La población mundial supera los 8000 millones de personas, más de la mitad reside en áreas urbanas y se estima que esta proporción continuará en aumento. América Latina no es ajena a esta situación y, como región, experimenta un rápido crecimiento poblacional, lo cual intensifica las consecuencias del cambio climático en el bienestar y la salud de sus habitantes.

La frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, como olas de calor, inundaciones y sequías está provocando que también incremente la propagación de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue o la malaria, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, el cambio climático está alterando los patrones de migración de los animales, lo que puede incrementar el riesgo de enfermedades zoonóticas.

Aunado a esto, las ciudades densamente pobladas y mal planificadas pueden crear condiciones propicias para la propagación de enfermedades. Por ejemplo, el aumento de la temperatura, la falta de acceso a agua potable y saneamiento adecuado, aumentan el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la fiebre tifoidea, y fomentan la proliferación de otras transmitidas por mosquitos, ya que estos depositan sus huevos en agua estancada.

Recientemente, la pandemia de covid-19 evidenció los efectos devastadores que una enfermedad puede tener en la población y resaltó el papel crucial de las medidas preventivas y de la inmunización en la protección de vidas. Hasta junio de 2022, el covid-19 había cobrado la vida de 6.3 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, gracias a las vacunas y a la colaboración internacional se evitaron 20 millones de muertes en el mundo relacionadas con esta enfermedad.

Como lo demostró la más reciente pandemia, las alianzas en salud pública son fundamentales, ya que permiten una mejor coordinación entre los diferentes actores involucrados en la prevención y el control de enfermedades.

Esto incluye a los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, los profesionales de la salud, la academia, la industria farmacéutica y la población en general. Al trabajar juntos, pueden compartir información y recursos para abordar los desafíos de salud pública de manera más efectiva, trabajar para reducir la exposición a la contaminación del aire y del agua y promover la investigación y el desarrollo.

En México, se están estableciendo alianzas a distintos niveles para proteger la salud pública, como las que existen con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (PAHO, por sus siglas en inglés).

En el ámbito estatal, un ejemplo es la recientemente anunciada Estrategia Interestatal contra Dengue de Colima y Jalisco, mediante la cual se llevarán a cabo acciones de prevención, en colaboración con los gobiernos municipales y los equipos del Componente AEDE (Acciones Estratégicas contra el Dengue) del Órgano Público Descentralizado de Servicios de Salud Jalisco, para la eliminación masiva de criaderos del mosquito transmisor.

Las autoridades de Coahuila anunciaron una campaña contra el dengue, el zika y el chikungunya, en Piedras Negras, Ciudad Acuña, Sabinas, Monclova, Frontera, Cuatro Ciénegas, Torreón, Francisco I. Madero, San Pedro y Saltillo, municipios de alta incidencia.

Fotografía: pxhere.com

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