En aulas y laboratorios del Politécnico Nacional hay vocación por llevar una vida más sustentable, al aprovechar recursos naturales para producir energía o bien, rescatar ecosistemas.
“Tenemos uno de los cinco desiertos del mundo, tenemos tanto índice de radiación como en el norte del Sahara y la pregunta es por qué esta sociedad no ha volteado su filosofía y visión a utilizar otro energético que no contamine, que ayude a reducir el cambio climático”, comentó José Antonio Urbano Castelán, de Aplicaciones Solares del Cinvestav Zacatenco.
“Las bacterias de sedimentos marinos que vienen del Golfo de México, las queremos utilizar para procesos de biorremediación, pero antes de eso debemos probar si están degradando los compuestos con los que las estamos poniendo en contacto”, dijo Erika Teresa Quintana Cano, del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo del IPN.
Para llevar más allá estas aportaciones y contribuir a mitigar los efectos del calentamiento global, el IPN convocó a 46 de sus más destacados expertos para conformar la Academia de Cambio Climático.
“La fuerza intelectual politécnica en la temática del cambio climático, y a su vez convertirse en un referente obligado con capacidad de influencia gubernamental y en los organismos internacionales, como por supuesto en los sectores productivos y, sin duda, en la ciudadanía en general”, expresó José Enrique Villa Rivera, director del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Este grupo creará el primer inventario institucional de emisiones contaminantes, que permitirá identificar las actividades internas de alto impacto ambiental, con el fin de mitigarlas.
“Pensamos que esta metodología puede ser incluso trasladada a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, para que sea aplicada en estas asociaciones académicas, entonces ya hay un proyecto que está en sus inicios”, declaró Víctor Manuel López López, del Programa de Cambio Climático y Sustentabilidad del IPN.
La academia también busca replicar instalaciones como la de La Ventosa, en Oaxaca, para generar energía eólica.
“América Latina y el Caribe tienen que prestar particular atención a las siguientes áreas, la urbanización intensa y poco planificada; las amenazas a la biodiversidad terrestre y ecosistemas; la degradación de las costas y contaminación marina; y a la vulnerabilidad frente al cambio climático”, concluyó Rubén Márquez Zambrano, representante del Programa de Naciones Unidas Para el Medio Ambiente.
La Academia de Cambio Climático espera que las aportaciones politécnicas sean la base de políticas públicas para México y América Latina.
Fuente: Once Noticias
