Biodiversidad

WWF: Cambio de comportamiento, crucial para frenar crisis ambiental

  • La Universidad Anáhuac México integrará a su programa de posgrados un curso para abordar problemáticas ambientales y de cambio de comportamiento

Teorema Ambiental/Redacción

Impulsar el cambio de comportamientos con base en principios de la psicología ambiental es una estrategia cardinal que debe promoverse para contrarrestar las crisis de biodiversidad y climática.

El proyecto “Comunicación para el cambio” probó los beneficios de aplicar “intervenciones” con el fin de favorecer y multiplicar conductas proambientales entre universitarios mexicanos. La iniciativa, que combinó estrategias de comunicación, educación y psicología ambiental, estuvo enfocada en impulsar la reducción del desperdicio de alimentos entre más de 400 estudiantes universitarios. Mostró que detener la degradación de la biodiversidad exige transformar comportamientos nocivos para el planeta ante los cuales la sociedad se ha vuelto indiferente.

Esta iniciativa innovadora utilizó como herramienta principal las “intervenciones”, método en el que se aplican principios y técnicas de psicología ambiental para fomentar el cambio de comportamiento. Incluye influir sobre los mecanismos de acción que facilitan a las personas mudar de hábitos e incluye una evaluación sistemática.

El proyecto, que reunió los esfuerzos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), la Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac México y la Universidad de Bielefeld (Alemania), generó información que establece bases empíricas para explicar hábitos relacionados con los alimentos y la conservación de la biodiversidad en un contexto mexicano.

Esto es un tema de gran relevancia, pues en el país se calcula que se produce un desperdicio anual de alimentos de 94 kg per cápita, cifra superior al promedio mundial que es de 74 kg y cuya contribución a la pérdida de biodiversidad y al cambio climático es significativa.

Estas cifras contrastan con los hallazgos iniciales del proyecto, ya que se descubrió que el desperdicio de alimentos no generaba emociones negativas ni positivas entre los participantes.

Por medio de un modelo de medición, aportado por la Universidad de Bielefeld, se generaron datos para identificar qué mecanismos de acción se estimulan para motivar conductas sustentables entre los jóvenes. Tales mecanismos van de las emociones positivas a las normas sociales, las actitudes o las convicciones morales.

La provechosa experiencia del proyecto permitió la elaboración de la Guía para promover comportamientos proambientales: un enfoque desde la comunicación y la educación en el que se comparten las lecciones aprendidas y la metodología para que “intervenciones” similares puedan aplicarse y mejorarse en instituciones universitarias del país y de otras naciones latinoamericanas.

“En WWF hemos identificado los motores directos que generan degradación ambiental, como la sobreexplotación o la contaminación. Sin embargo, hay factores humanos indirectos que impactan negativamente todo el sistema natural e incluyen normas sociales, valores y comportamientos. En este caso, buscamos incidir en la reducción del desperdicio de alimentos porque es un hábito negativo que forma parte de un sistema que favorece el sobreconsumo y el derroche de los recursos naturales. La doble crisis ambiental que enfrentamos, de biodiversidad y climática, exigen que transitemos a formas de vida sustentables y las estrategias de la psicología ambiental pueden ayudarnos a conseguirlo”, dijo Jorge Rickards, director general de WWF México.

“Este proyecto ha sido relevante e innovador al promover el liderazgo juvenil en la solución de problemas ambientales, específicamente en la reducción del desperdicio de alimentos, contribuyendo a alcanzar las metas mundiales para el desarrollo sostenible y la conservación de la biodiversidad. Los logros obtenidos durante el proyecto son notables, incluyendo la investigación colaborativa internacional que permitió la creación de un modelo de intervención para reducir el desperdicio de alimentos”, destacó Jorge Fabre, vicerrector académico de la Universidad Anáhuac México.

Fotografía: WWF

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