Agua

Peligra el acuífero Guaraní

Muchos expertos auguran que dentro de pocos años las guerras se desatarán en el mundo por el control del agua debido a la contaminación y a la escasez de las fuentes, aunque ya desde la década de 1990, Estados Unidos y el Banco Mundial han ido creando condiciones para adueñarse del mayor acuífero de América Latina: el Guaraní.

Esta fabulosa fuente subterránea se extiende a lo largo de un millón 194 mil kilómetros cuadrados entre las cuencas de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay y su volumen se calcula en 55 mil kilómetros cúbicos (cada kilómetros cúbicos es igual a mil millones de litros) que con una explotación adecuada podría abastecer a 720 millones de personas a razón de 300 litros diarios por habitante.

Nuevos estudios indican que la dimensión del Guaraní es mucho más grande al prolongarse por la región sur y el oeste del continente. De la suma total, 839 mil kilómetros cuadrados corresponden a Brasil, 226 mil a Argentina, 71,700 a Paraguay y 59 mil a Uruguay. Su ubicación, en una región de alta biodiversidad, permitirá en el futuro que pese a los cambios climáticos y la reubicación espacial de las precipitaciones, sus fuentes continuarán abasteciéndose por las copiosas lluvias, lo cual lo convierten en una zona estratégica local, regional y mundial.

La región comprendida por el Acuífero posee unos 15 millones de habitantes. En Brasil, más de 300 ciudades son abastecidas total o parcialmente por el Guaraní, entre éstas, seis millones de personas en Sao Paulo. En Paraguay, existen unos 200 pozos que abastecen a poblaciones de la región oriental. Uruguay cuenta con unos 135 pozos y Argentina sólo utiliza seis en la provincia de Entre Ríos.

Esta fuente subterránea toma más valor cuando se conoce que 70 por ciento de la tierra está cubierta por agua salada y sólo 2.4 por ciento potable. De éstas, 70 por ciento se utiliza en la agricultura, 20 por ciento en la industria y 10 por ciento se destina al consumo humano. La contaminación de las aguas incide en que más de cinco millones de personas mueran anualmente por enfermedades vinculadas a su falta de su calidad.

Además, unos 1,100 millones de habitantes no tienen acceso al agua y 2,200 millones viven sin condiciones sanitarias. Para 2050 se estima una población mundial de 8,900 millones con una demanda superior a 60 por ciento de la actual, mientras que 85 por ciento de sus fuentes se encuentran donde habita 12 por ciento de la población.

Ante estas realidades, Estados Unidos y el Banco Mundial se lanzan a tratar de controlar esas fuentes fundamentales para la economía y la vida.

Durante el IV Foro Mundial del Agua celebrado en la ciudad de México en marzo de 2006, el entonces presidente del BM, Paul Wolfowitz emitió un documento denominado Espejismo en el agua, donde expresaba que el Banco Mundial sólo facilitaría préstamos para servicios de agua con la condición de que dicho servicio se privatice.

El texto, que fue descalificado por los asistentes, indicaba que el país que se negara a acatar las decisiones vería recortados los créditos para otras inversiones en el sector público.

Los países de la región abrieron sus puertas al Banco Mundial en 1997 cuando las universidades de Santa Fe y Buenos Aires, la de Uruguay y varias de Brasil pasaron los derechos de investigación al Banco Mundial. Más tarde, en noviembre de 2001, ese organismo, por medio de una de sus instituciones especializadas, el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés), comenzó a financiar la investigación y los trabajos para lograr el “desarrollo sustentable” del acuífero.

Hace casi cuatro años, en noviembre de 2003, en Montevideo se reunieron los integrantes del Mercosur con el BM y se firmó el Proyecto de Protección Ambiental y Desarrollo Sustentable del Sistema Acuífero Guaraní. El GEF garantizó para el financiamiento, 13.4 millones de dólares aportados por Estados Unidos. La Organización de Estados Americanos y la Unidad para el Desarrollo Sostenible (OEA-USDE) actuarán como la filial regional de ejecución y el Banco Mundial como la agencia de implementación.

Las negociaciones bilaterales concernientes al Proyecto de Implementación del Plan (PIP) cuentan con el apoyo del USDE y están bajo la dirección de los países y la OEA. Colateralmente y en adición al GEF el proyecto también tiene el apoyo financiero de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), la Vigilancia Geológica Germana (BGR) y el Programa Asociado del Agua de los Países Bajos (BNWPP), por un monto total de 27 millones 240 mil dólares.

El documento especifica que el dinero aportado para el proyecto servirá para elaborar e implementar en forma conjunta un marco institucional y técnico regulatorio para el manejo y la preservación del acuífero a la par que reconoce al Guaraní como un recurso estratégico de agua potable en el cono sur. Para los economistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Carlos Delgado Ramos y John Saxe Fernández, lo que trata el Banco Mundial es de moldear las legislaciones nacionales de los países sudamericanos para que faciliten programas de inversión privada en la región sobre un recurso estratégico como el agua, la potencial fuente para generar energía y por su rica biodiversidad. Ramos y Saxe Fernández añaden en su libro Banco Mundial y desnacionalización integral de México que el BM entiende por “marco regulatorio de manejo” a todas aquellas medidas que se han de tomar para homogeneizar los lineamientos legales y operativos de acceso a los recursos bajo el argumento de conservación y sustentabilidad.

Añaden que una vez consolidada la primera fase, pasa a colocar a actores escogidos en la gestión y usufructo del líquido para reconfigurar el manejo de las cuencas y posteriormente transferir los servicios hídricos hacia el sector privado. La alarma es mayor cuando se conoce que ya se han hecho concesiones parciales o totales a compañías transnacionales estadounidenses como Monsanto Wells y Bechtel Co., las francesas Suez/división Ondeo y Vivendi, las españolas Aguas de Valencia y Unión Fenosa Acex y la inglesa Thames Water, entre otras.

Sara Grusky, funcionaria de la ONG canadiense Water for All, declaró recientemente que los organismos internacionales como el Banco Mundial buscan crear en la zona del Guaraní una región industrial sin que les importe resguardar la conservación del acuífero ni los reales intereses de los habitantes, lo cual aumenta los riesgos de la privatización.

Otra alerta fue realizada en un informe de inteligencia de las Fuerzas Armadas Brasileñas cuando señaló que la creciente influencia de Estados Unidos y la presencia militar estadounidense en la Amazonia son riesgos a la seguridad nacional de esa nación.

La llamada zona de la Triple Frontera (Paraguay, Brasil y Argentina), donde se encuentra el Guaraní, fue incluida por la administración estadounidense de George W. Bush como una parte del llamado eje del mal donde sin ningún argumento probado señalan que existen grupos terroristas y cuya excusa ha servido a Washington para reforzar su presencia militar.

El diario inglés The Guardian publicó en febrero de 2004 un informe secreto que le hicieron llegar fuentes fidedignas donde el consejero del Pentágono, Andrew Marshall, advertía a Bush sobre los efectos del calentamiento global en el planeta y la falta de agua potable a corto plazo. El texto sugería que Estados Unidos debía prepararse para apoderarse de esos recursos estratégicos en el lugar que se encontraran.

Más claro ni el agua del Guaraní

Cualquiera de los 11 presidentes estadounidense que han pasado por el BM desde su fundación, ya sean Robert McNamara, Lewis Preston, James Wolfessohn, Paul Wolfowitz o el recién nombrado Robert Zoellick, por citar algunos, continuarán trabajando a favor de Estados Unidos para que esta potencia mantenga el control económico y político en el mundo, por lo que los pueblos de América Latina deben estar preparados para contrarrestar sus amañadas.

Artículos: Hedelberto López Blanch

Fuente: rebelión.org, Ecoportal

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO