Al ahorrar energía se disminuye el impacto ambiental, ya que el uso de combustibles para generarla se reduce, y por consecuencia, también ahorras en tus gastos al consumir menos electricidad.
1) Verificar posibles fugas de luz en nuestra casa. Esto se comprueba desconectando todos los aparatos y revisando que el medidor de luz no esté girando.
2) Planchar sólo lo estrictamente necesario. Hay que recordar que las planchas utilizan electricidad, misma que es generada –al menos en nuestro país- de una manera altamente contaminante al quemar combustibles fósiles. Necesitamos reducir nuestras emisiones de dióxido de carbono (CO2). Planchar sábanas, manteles y servilletas de tela no es necesario.
3) Cambiar todas las lámparas incandescentes por focos ahorradores.
4) Mantener apagados los aparatos que no se estén usando.
5) Pintar las paredes del interior de la casa de colores claros para aprovechar más la luz natural.
Fuente: Redacción Teorema Ambiental