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Recursos naturales desatarán disputas en 2030

El informe Tendencias Globales 2030: Mundos Alternativos recomienda a los gobiernos prevenir situaciones catastróficas que podrían desarrollarse en el futuro

Para 2030, por primera vez en la historia humana, la mayoría de la población mundial no estará en la miseria y una clase media con poder político mundial podría llegar a los tres mil millones de personas, frente a los mil millones que hay en la actualidad.

Estos ciudadanos, muchos provenientes de los que hoy son países en desarrollo, serán más saludables, mejor educados y conectados a internet. Serán el sector crítico social y económico en la mayoría de los países, y serán residentes urbanos; 60 por ciento de la población mundial de ocho mil 300 millones de personas en 2030 vivirá en regiones metropolitanas.

Éstas son algunas de las conclusiones del informe cuadrienal Tendencias Globales 2030: Mundos Alternativos, realizado por el Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, que depende del director de la inteligencia nacional. El informe aconseja a las administraciones presidenciales entrantes o reelectas sobre múltiples —a veces contradictorios— escenarios posibles para que los responsables políticos puedan tratar de moldear el futuro.

“No buscamos el predecir”, afirmó Christopher Kojm, presidente del Consejo Nacional de Inteligencia. “En su lugar, proporcionamos un marco para pensar en posibles futuros.”

El mundo que prevén es aquel en el que EU ya no es una potencia mundial dominante, pero sigue siendo única por excelencia debido a sus puntos fuertes existentes, su capacidad para formar coaliciones y la renuencia de China a asumir un papel global.

“Ninguna otra potencia podrá alcanzar la misma panoplia de poder en este marco de tiempo bajo cualquier escenario posible”, concluye el informe, a pesar del hecho de que China superará a Estados Unidos como el mayor poder económico en la década de 2020.

El informe refiere que la forma en la que Estados Unidos evoluciona y si pudiera llegar a explotar su potencial independencia energética y resolver sus problemas fiscales es “una gran incertidumbre”.

“Un Estados Unidos económicamente restablecido sería un plus en cuanto a la capacidad del sistema internacional para hacer frente a las grandes crisis mundiales durante este largo periodo de transición”, menciona el informe, al comparar el periodo actual a momentos fundamentales como el fin de las Guerras Napoleónicas y la caída del Muro de Berlín.

El mundo imaginado por el informe es aquel en el que el terrorismo islamista, que sigue la trayectoria de ondas violentas anteriores —de los anarquistas del siglo XIX a la nueva izquierda en la década 1970— se agotará y decaerá. Pero las tácticas terroristas persistirán. Y los nuevos actores, cualquiera que sea su motivación, podrían cambiar su enfoque de víctimas masivas a grandes trastornos económicos a través de ataques cibernéticos.

Incluso, el riesgo global de conflictos va en aumento debido a las más sofisticadas armas de guerra, incluidas las capacidades de ataque de precisión y armas de bioterrorismo, que llegan a cada vez más gobiernos e incluso a actores no estatales.

El mundo de 2030 será uno en el que la mayor tensión, tanto dentro como entre los países, podría ser la lucha por recursos —comida, agua y energía— y el cambio climático podría afectar seriamente la capacidad de producir cantidades suficientes de cada uno de éstos.

“La demanda de alimentos, agua y energía aumentará en 35, 40 y 50 por ciento, respectivamente, debido a un aumento en la población mundial y a los patrones de consumo de una clase media en expansión”, expone el informe.

Para que estos niveles de crecimiento sean sostenibles, las nuevas tecnologías tienen que estar casadas con la cuidadosa atención hacia la obtención de los recursos. “La gestión del agua será crítica para una seguridad alimentaria a largo plazo”, concluye el informe.

La seguridad alimentaria ya ha sido afectada por el cambio climático, en particular en las regiones más pobres del mundo, debido a que las sequías y otros severos fenómenos meteorológicos han degradado la productividad agrícola. El acelerado calentamiento global podría agravar la escasez.

Fuente: El Economista

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