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¿Cómo se encuentran los árboles plantados en territorio mexicano?

  • Los árboles brindan servicios ecosistémicos como: regulación de la temperatura, retención de humedad, sombra, liberación de oxígeno, barreras contra el viento y evitar la erosión

Teorema Ambiental/Redacción

Los árboles en México viven dos situaciones dispares: una en espacios urbanos, modelados por el ser humano, donde las plantaciones adolecen de planificación; y otra en áreas naturales, donde enfrentan retos como el cambio de uso de suelo.

Así lo asegura Ivonne Olalde Omaña, académica del Instituto de Biología de la UNAM, quien subraya que “sin árboles, sin vegetación, no existe vida. Un suelo deforestado se pierde, y de ahí depende nuestra alimentación y la de los animales. Un centímetro de suelo se forma cada mil años”, enfatiza.

Olalde Omaña, bióloga por la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, recuerda los servicios ecosistémicos que brindan los árboles: regulación de la temperatura, retención de humedad, sombra, liberación de oxígeno, además de funcionar como barreras contra el viento y para prevenir la erosión.

Según el informe “State of the World´s Trees” del Botanic Gardens Conservation International, existen aproximadamente 60 mil 000 especies arbóreas en todo el mundo. Trágicamente, al menos un tercio de ellas están amenazadas con extinción, principalmente por cambio de uso de suelo. México, en concreto, alberga 3620 especies, aunque el Instituto de Ecología, AC, estima que la cifra podría superar las 4200.

Especies idóneas y la conservación de árboles en México

El árbol idóneo para cualquier sitio del país, según Ivonne Olalde, es aquel que crece de manera natural en el lugar, así como el que logra adaptarse a su entorno. La vegetación, incluyendo los árboles, que se desarrolla naturalmente en una zona, ha evolucionado a lo largo de millones de años con los organismos de dicho lugar. Cuando introducimos un árbol exótico, desplazamos un ejemplar nativo, perdiendo diversidad y riqueza biológica, y rompiendo las interconexiones entre los organismos, subraya la experta de la UNAM.

Sin embargo, advierte que en las ciudades no podemos arrancar todo lo inadecuado. Debemos gestionar lo mejor posible los árboles existentes, pero los nuevos jardines y parques deberían tener un plan con especies nativas y adecuadas para cada sitio. En la Ciudad de México, por ejemplo, los fresnos son los árboles más abundantes, pero no son apropiados para las aceras, donde la tronadora (Tecoma stans) sería más adecuada.

En la zona oriente de la ciudad, con suelos más salados y escasez de agua, se requieren especies más resistentes como acacias, mezquites y huizaches. En cambio, en la Magdalena Contreras, donde aún existen montañas y un río, se podrían colocar árboles que demanden más humedad, como el “huele de noche” (Cestrum nocturnum), encinos, salix (sauces), y una gran variedad de salvias.

“Todos los gobiernos hablan de reforestaciones y de sus planes de trabajo en los viveros de la ciudad. Pero los árboles y las plantas tienen sus tiempos, no se ajustan a los sexenios o a las administraciones. México es un país muy rico en encinos, tenemos más de 150 especies diferentes. Son muy lentos para crecer, pero invertir en ellos es invertir en el futuro”, concluye Olalde Omaña.

Fotografía: UNAM

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