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Bolsonaro da positivo a COVID-19; será demandado por no cuidar su distancia

“Pese a que sabía que estaba contagiado de COVID-19 continúa actuando de forma criminal y poniendo en riesgo la vida de otras personas”, señaló el gremio periodístico de Brasil

Teorema Ambiental/Redacción

Sao Paulo, Brasil, 9 de julio de 2020.— La Asociación Brasileña de Prensa (ABI, por sus siglas en portugués) informó este martes que demandará ante la Corte Suprema de ese país al presidente Jair Bolsonaro, por poner en riesgo la vida de los periodistas que lo acompañaron durante el anuncio de su diagnóstico positivo a COVID-19.

“Pese a que sabía que estaba contagiado de COVID-19 el presidente Jair Bolsonaro continúa actuando de forma criminal y poniendo en riesgo la vida de otras personas”, señaló el presidente de la ABI, Paulo Jerónimo de Sousa, pues señaló que el mandatario “rompió el aislamiento recomendado por los médicos y recibió periodistas de medios de comunicación que considera afines para informarles personalmente que está infectado”.

Bolsonaro ha sido uno de los líderes mundiales más escépticos de la gravedad de la enfermedad y pese a estar contagiado, apareció ante la prensa con una mascarilla blanca simple y sin respetar la distancia de seguridad con los informadores, quienes durante la comparecencia sostuvieron sus micrófonos cerca de la boca del gobernante.

Casi al final de su intervención, Bolsonaro dio unos pasos para atrás para alejarse de los periodistas y se quitó el cubrebocas para pronunciar unas últimas palabras y demostrar que está bien. Incluso ratificó su rechazo a la restricción temporal de tareas empresariales y estatales y defendió la pronta reapertura económica total.

“La solución no puede ser peor que la enfermedad”, aseguró, “por lo que la reanudación de la actividad productiva deberá continuar porque el desempleo mata”, recalcó.

Para la ABI, esta conducta infringió el artículo 131 del Código Penal brasileño que castiga la intención de “transmitir a otros una enfermedad grave de la que se está infectado o un acto capaz de producir el contagio”. La pena por este delito es de uno a cuatro años de cárcel y multa. Además, se le acusa de violar el artículo 132 al “exponer la vida o la salud de otros a un peligro directo e inminente”.

“No es posible que el país asista sin reacción a sucesivos comportamientos que van más allá de la irresponsabilidad y configuran claros delitos contra la salud pública”, añadió De Sousa.

Mientras tanto, Bolsonaro ha contravenido en varias ocasiones las recomendaciones sanitarias. Pese a presentar síntomas del padecimiento, señaló que se encuentra “perfectamente bien” e informó que se medica con cloroquina, un medicamento que se usa comúnmente contra la malaria y cuya eficacia contra el COVID-19 no está demostrada científicamente, pero que él defiende como un remedio contra la enfermedad.

Durante la crisis, el presidente calificó al COVID-19 de “gripecita”, acudió a manifestaciones a su favor y paseó varias veces por Brasilia, provocando aglomeraciones, porque asegura que su deber es “estar con el pueblo”.

Brasil es el segundo país del mundo más golpeado por el COVID-19, después de EEUU, con 1 millón 660 mil contagios y cerca de 67 mil muertes, con mil 254 fallecidos en el último día.

La confirmación de que el mandatario porta el virus inquietó a familiares, ministros y demás autoridades de gobierno y las llevó a someterse a pruebas.

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