Tendencias

Agricultura, clave en la economía de América Latina y el Caribe

El funcionamiento de estas cadenas incluye una multiplicidad de actores

agr-claveCiudad de México.— El sector agropecuario de América Latina es considerado el verdadero motor de la economía en los países de la región, según el informe World Bank, 2007, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La vasta oferta de productos primarios, procesados y semiprocesados, que se comercializan de manera formal e informal en los mercados y puntos de venta de alimentos, es parte de las múltiples cadenas de valor existentes a escala local, regional, y aun nacional.

El funcionamiento de estas cadenas incluye una multiplicidad de actores que desarrollan roles específicos a lo largo del proceso de producción, transformación, transporte y comercialización de los productos agrícolas, hasta su expendio como alimentos listos para el consumo.

Dada la importancia de las cadenas de valor en los esquemas de crecimiento de la economía familiar en la región, es necesario comprender el desempeño de las mismas, para evaluar el impacto social y económico de estas dinámicas y fluidas estructuras sociales.

Muchos estudios han abordado el tema de la producción agrícola y alimentaria, incluso respecto del aporte de las mujeres a las economías locales y los cambios de los sistemas alimentarios a escala global. Sin embargo, en el ámbito rural, muchas veces las mujeres no son visibles, pese a que realizan una gran parte de las actividades en la finca.

En general, además, los negocios rurales propiedad de mujeres tienden a enfrentar más barreras y reciben menos servicios y apoyo que los negocios en manos de hombres. Por lo tanto, se vuelve relevante el enfoque de las cadenas de valor desde la perspectiva de género, para determinar dónde se ubican las mujeres en una cadena productiva, las brechas que existen con respecto a los hombres, y puntos de entrada para fortalecer la equidad entre hombres y mujeres.

Desde la FAO se ofrecen estudios de las cadenas de valor en experiencias productivas en América Latina, realizados específicamente con enfoque de género. A partir de tal aproximación, se espera llamar la atención de entidades públicas y privadas, organizaciones multilaterales, organizaciones sociales, los gobiernos nacionales y locales, sobre las desigualdades que afectan a las mujeres en ese ámbito. Se quiere contribuir, además, a la construcción de iniciativas que impacten positivamente en las mujeres, en sus familias y comunidades en el ámbito rural.

La reciente Política de Igualdad de Género de la FAO (2013a), diseñada a la luz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (UDHR) y de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), sirve de marco a la Organización para enfocar sus esfuerzos en el logro de la igualdad de género en todos sus ámbitos de incidencia.

Éstos incluyen el amplio espectro de sus trabajos técnicos, distintas áreas de intervención productivas, al igual que el seguimiento y la evaluación de la multiplicidad de emprendimientos —programas y proyectos— que lleva a cabo a escala mundial.

La finalidad de la política señalada es “alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres en materia de producción agrícola sostenible y desarrollo rural, para erradicar el hambre y la pobreza” (FAO, 2013a, p. 5), reduciendo de ese modo la brecha existente entre hombres y mujeres en relación con su acceso a una multiplicidad de recursos, medios de producción, asistencia técnica y de servicios. De este modo, tanto hombres como mujeres del área rural podrán gozar de oportunidades de mejora económica, y convertirse en actores principales con poder de decisión sobre las políticas que afectan su desenvolvimiento personal y el de su núcleo familiar.

Fuente: FAO, imagen

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO