Reciclaje

Mercado de ropa de segunda mano reduce el aumento de emisiones de CO2 en el mundo

  • El CO2 de la moda además de afectar a la calidad del aire y contribuir al cambio climático, también degrada suelos y destruye selva tropical

Teorema Ambiental/Redacción

Uno de los mayores causantes del cambio climático es el dióxido de carbono (CO2), liberado a la atmósfera como consecuencia de múltiples actividades que impulsan el exceso de emisiones de este en el ambiente. Una de las actividades que como sociedad aumenta las concentraciones de este gas es la moda.

Esta industria en México es una de las más contaminantes, consume grandes cantidades de agua o energía y a cambio libera grandes cantidades de CO2. De acuerdo con Treebute, el uso promedio de una prenda nueva es de solo siete usos antes de ser desechada. Esta situación implica que las emisiones de CO2 aumentarán casi en 50 por ciento para 2030.

“La era del consumo rápido y desmedido nos ha hecho comprar más de lo que necesitamos, una práctica que no es sostenible, pues lo que decides comprar y lo que tienes en tu armario está relacionado con el desastre ecológico que atravesamos en la actualidad”, afirma Ana Isabel Orvañanos, Country Manager de GoTrendier, una comunidad enfocada en la compraventa de ropa de segunda mano en México.

“La producción, transporte, venta, consumo, utilización y desecho de la ropa es responsable de al menos 10 por ciento de las emisiones mundiales de contaminantes ambientales y esos porcentajes van en aumento, pero al adquirir una prenda usada evitamos el 80 por ciento de emisión que genera una prenda nueva”, comenta.

De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

El modelo de negocio del fast fashion consiste en ofrecer a los compradores productos en tendencia a precios muy bajos; esto provoca el desecho anual de millones de toneladas de ropa, las cuales terminan quemadas o enterradas en tiraderos. Esta cifra de prendas desechadas es equivalente a un camión de basura por segundo.

La también llamada “moda rápida” resulta muy rentable para la industria textil, pero es insostenible y muy peligrosa para el medioambiente. En contraposición se ha propuesto el slow fashion, una tendencia que implica pensar antes de comprar y responde a la economía circular. Se trata de un modelo de producción y consumo que busca compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar, revender y dar una segunda vida a las prendas que alguien más ya utilizó.

De esta forma, el ciclo de vida de la ropa se extiende, al tiempo que se contribuye a reducir el gasto y el impacto al medioambiente.

Al utilizar prendas de doble uso, se evitaría un 25 por ciento de las emisiones de CO2 que la industria de la moda emite. La plataforma que al día de hoy reporta más de siete millones de usuarias y 4.5 millones de prendas vendidas desde 2016 constantemente busca aliados que permitan contrarrestar el daño ambiental.

Fotografía: GoTrendier

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