El gobierno ultima un nuevo impuesto verde sobre el consumo energético de origen fósil que entrará en vigor en 2010. Estas medidas han sido puestas en marcha en Escandinavia
MADRID.— Para cumplir con los objetivos de reducción de CO2 fijados por Kioto, Francia decidió seguir el modelo escandinavo poniendo precio a sus emisiones, incluidas las de sus ciudadanos, destacó el diario El País.
De acuerdo con el rotativo, el gobierno francés ultima un nuevo impuesto verde sobre el consumo energético de origen fósil que entrará en vigor en 2010 y que, según el Ejecutivo, será compensado por un mecanismo de redistribución fiscal todavía por determinar.
El presidente Nicolás Sarkozy —indicó— anunciará finalmente esta semana sus modalidades de aplicación, empezando por el precio fijado por cada tonelada de dióxido de carbono (C02), y deberá convencer a los escépticos de la eficacia de la tasa carbono.
El impuesto, oficialmente denominado Contribución Clima Energía pero comúnmente conocido como la tasa del carbono, se aplicará en principio al carburante, el gas y el carbón, tal y como lo recomienda la comisión francesa de expertos presidida por el ex primer ministro socialista Michel Rocard.
Rocard entregó su informe al gobierno a finales de julio y en el texto se establece que esa tasa la pagarán tanto los ciudadanos como las empresas en forma de impuesto indirecto, a excepción de la industria ya sometida al sistema europeo de intercambio de cuotas, responsable de más de 30 por ciento de las emisiones francesas.
Según cálculos de la comisión, teniendo como base 2007, la tasa se aplicaría a unos 260 millones de toneladas de CO2 emitidas anualmente, más de la mitad de las cuales (133 millones de toneladas) corresponden a la gasolina, 64 a la vivienda, 31 a los edificios del sector terciario y 24 a la industria no sometida a las cuotas.
El 51 por ciento de las emisiones tasadas corresponderían a los ciudadanos y el 40 por ciento a las empresas.
De media, los expertos calculan que cada ciudadano es responsable de la emisión de entre cuatro y seis toneladas anuales y el precio recomendado por el panel de expertos es de 32 euros (46 dólares) por tonelada de CO2.
Esto es equivalente a unos siete céntimos el litro de gasolina sin plomo, al que se aplicaría una subida progresiva para alcanzar los cien euros (144 dólares) en 2030.
El País precisó que siguiendo este esquema, supondría un gasto de unos 300 euros (433 dólares) anuales para una familia rural compuesta por una pareja con un hijo y de unos 80 euros (115.4 dólares) para un soltero residente urbano, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística.
El Estado ingresaría entre ocho mil y nueve mil millones de euros (11 mil 547 y 12 mil 991 millones de dólares) adicionales.
El objetivo es que este dinero sea luego redistribuido mediante rebajas fiscales o cheques verdes a los particulares y las empresas o bien destinado a un fondo ecológico para financiar nuevas iniciativas medioambientales.
Fuente: Notimex