Existe poca claridad sobre cuál será el marco normativo y el alcance de las facultades institucionales
México, D.F.— A cinco meses de echada a andar la reforma energética, existe fuerte preocupación debido a la falta de seguridad jurídica y de información sobre cómo están funcionando las instituciones del Estado responsables de estos temas, señaló el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).
Se estableció en la reforma energética que la regulación y vigilancia de los impactos ambientales ocasionados por los hidrocarburos ya no son competencia de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y, por tanto, las denuncias ya no están siendo atendidas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), sino que ahora son responsabilidad de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA).
Sin embargo, existe poca claridad sobre cuál será el marco normativo y el alcance de las facultades institucionales de esta agencia para vigilar el cumplimiento efectivo de la ley en materia de hidrocarburos, sobre la definición de medidas de prevención y de mitigación con relación a los impactos ambientales de las actividades de exploración y explotación de los hidrocarburos.
Cemda declaró que es preocupante el hecho de que la ASEA será la responsable de aprobar y revisar la aplicación de la legislación ambiental en los proyectos de fracturación hidráulica (fracking) en el país, sin que hasta el momento exista una regulación o lineamientos técnicos vinculantes para la prevención de los altos impactos ambientales que esta técnica conlleva, ni mecanismos claros de monitoreo y vigilancia para remediar los daños ambientales.
Algunos de los riesgos potenciales más graves del fracking son los siguientes:
Disminución de disponibilidad del agua para los seres humanos y ecosistemas. Se requieren de nueve a 29 millones de litros para la fractura de un solo pozo y generalmente las inversiones de este tipo implican la proliferación de cientos de pozos, por lo que el consumo de agua se multiplica, entrando en directa competencia con las actividades productivas.
Contaminación de las fuentes de agua. El líquido utilizado está compuesto en un 90 por ciento por agua, 1 a 2 por ciento por aditivos químicos de diversa índole y un 7 a 8 por ciento por agentes de sostén, también conocidos como apuntalantes, utilizados para mantener abiertas las grietas por donde sale el gas de la roca.
En total, se han identificado más de dos mil 500 productos y, al menos, 750 tipos diferentes de químicos en el fluido de perforación. El informe Impacto Ambiental del Sistema de Fracturación Hidráulica para la extracción de gas no convencional, señala que más del 25 por ciento de las sustancias puede causar cáncer y mutaciones, el 37 por ciento puede afectar al sistema endócrino, más del 50 por ciento causa daños en el sistema nervioso y casi el 40 por ciento provoca alergias.
La experiencia internacional demuestra que, a falta de regulación, los lodos que brotan del pozo suelen ser tratados en plantas de tratamiento inadecuadas o vertidos en arroyos, ríos o depósitos de agua, o bien pueden llegar a contaminar mantos freáticos, con graves consecuencias para el ambiente y la salud de las personas.
En ese sentido, la falta de información sobre las actividades operativas de la ASEA en materia de impacto ambiental, de monitoreo y de vigilancia de los proyectos de hidrocarburos y la suspensión de los procedimientos en materia de hidrocarburos por parte del sector ambiental deja en total vacío e incertidumbre legal la protección del medio ambiente y de los recursos naturales, perjudicando la transparencia del sector ambiental.
Teorema Ambiental, imagen
