Colaboraciones

El joven que regresó a trabajar a su rancho en la Sierra de la Laguna

(Parte I)

Por Carlos Ibarra

La Paz, Baja California Sur.— De regreso de la poza negra, El Chuqui no desaprovechó la oportunidad para mostrar los resultados de las obras de retención que junto a rancheros de Sierra La Laguna consumaron. Sin prestar atención a la catarata de sudor que no cesaba de mojar mi roja cara, me uní a los otros excursionistas para escucharlo. Una a una, comentaba orgulloso de lo logrado, apilaron las grandes rocas en las pendientes de las montañas. Las secuelas son positivas a simple vista. Una cantidad considerable de sedimento que arrastran las lluvias ya se detuvo. Evitaron que los nutrientes se unieran a los restos de palos, cactus, árboles, piedras y tierra que van a dar al arroyo, y después al mar; obligaron al agua a detenerse para que se infiltre en el subsuelo.

Caminaba enfundado en un short de basquetbol y una camiseta. Rogelio Rosas López o El Chuqui, no lucía como los antiguos pobladores de las rancherías de la Reserva de la Biosfera de Sierra La Laguna: cambió las teguas por unos tenis converse color negro. Si acaso el sombrero y su vasto conocimiento de la serranía es lo único que podría relacionarlo a los pueblos de antaño. Él aprendió todo de sus abuelos y sus padres don Catarino y doña Luci. Criar animales, tipos de plantas y clima. El productivo rancho El Refugio ha sido su hogar por años y sabe que su modo de vida está en riesgo: la minería a cielo abierto amenaza con desarrollarse ahí.

Minería o rancheros

Las tonalidades de verdes se perdían en el horizonte. Manejaba un pick-up cargado de un grupo de amigos por el angosto camino de terracería que inicia en la entrada de Santiago y que lleva hacia San Dionisio. A la derecha, el agua escarbó duro en la memoria del terreno la senda que por miles de años ha conectado las corrientes que se forman por las precipitaciones y el mar.

Pasados los 40 minutos, aproximadamente, llegamos. Los mosquitos nos atacaron de inmediato, iban directo a bocas, narices, ojos y oídos. No nos importó, pues era más grande la necesidad de huir de la caótica urbe en expansión, irónicamente llamada: La Paz.

El Chuqui salió descalzo a recibirnos y nos llevó a la palapa en la que doña Luci calentaba café de talega. Nos ofreció tamales y frijoles con limonada. En el comedor una familia de Yucatán terminaba de merendar. Un niño de ojos azules y cabellos castaño oscuro, sobrino de El Chuqui, nos observaba. En el fondo, doña Luci aprovechó que Rogelio se descuidó hablando con nosotros, los turistas de ciudad canícula, para extraer de la hielera Igloo un pastel de chocolate: ese sábado 19 de julio de 2014, cumplía 36 años de vida.

De pronto, ante el pedacito de intimidad en el que fui invitado a participar, el tiempo se aletargó y un ensimismamiento se apoderó de mí. Mi pensamiento, entonces, se convirtió en una interrogante que me contrajo duro el estómago en medio de las Mañanitas: ¿Qué pasará con todo esto cuando haya minería? Aunque lo último que quiere —dijo— es tener problema, pero el ecoturismo es algo que El Chuqui entendió rápido. Su opinión siempre ha sido la misma, no quiere esa actividad extractiva cerca de los linderos en los que solía correr, por donde ahora juegan sus sobrinos.

El ecoturismo es algo que El Chuqui entendió rápido. Se fue a la capital a estudiar filosofía y, más tarde, acabó la carrera de turismo alternativo. También comprendió que debía regresar para sacar adelante su rancho. Inoculado de la maldición del migrante local, no quiso quedarse en la ciudad ¿Para qué? En el cerro tenía todo. Se transformó en uno de los representantes de las tres regiones (Todos Santos, San Antonio y el área en la que se encuentra su rancho) que conforman la Reserva de la Biosfera de Sierra La Laguna. Las comunidades tienen una representación dentro del Consejo Asesor del área natural protegida. Algo le dice que Los Cardones no se cansarán hasta conseguir la autorización para extraer el oro de la cima de la montaña.

¿Tú crees que él está de acuerdo con el proyecto? Por supuesto que no…

(Continuará)

Fuente: BCS noticias

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