Según datos de la ONU, en 2010 se registraron en el mundo 370 catástrofes naturales con más de 300 mil muertos, 200 millones de damnificados y pérdidas superiores a los 110 mil millones de dólares
Naciones Unidas.— El presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Joseph Deiss, destacó a Cuba, Chile y Japón como ejemplos de trabajo preventivo frente a los fenómenos naturales.
Resulta alentador que algunos países asumieron esa labor y demostraron que ese tipo de eventos “no necesariamente resultan en desastres”, subrayó el titular del máximo órgano de la ONU.
Deiss subrayó el incremento de la frecuencia e intensidad de esa clase de sucesos que provocan la pérdida de vidas humanas y de bienes materiales, como el terremoto en Haití y las lluvias e inundaciones en Paquistán, Brasil y Australia.
Dijo que esas catástrofes tienen un mayor impacto en los países subdesarrollados, donde las infraestructuras son pobres y la capacidad de respuesta resulta baja. Por esas razones, la reducción de las vulnerabilidades constituye una prioridad que requiere del compromiso de los gobiernos locales, las instituciones financieras internacionales y la sociedad civil, apuntó.
El presidente de la Asamblea General opinó que la urbanización acelerada, unida a la degradación de los ecosistemas y las débiles infraestructuras, incrementan el peligro que los fenómenos naturales representan para las comunidades.
En la apertura de la sesión, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, señaló que los desastres naturales provocaron más de 250 mil muertes en 2010, año que consideró como el más mortal en más de una generación.
Ningún país o ciudad, rica o pobre, está inmune ante esos eventos, pero los más pobres tienen los mayores desafíos a la hora de recuperarse del impacto social y económico de esos acontecimientos, aseveró.
No obstante, sostuvo que las vidas humanas pueden ser protegidas con prevención y preparación ante el peligro.
Debemos tomar lecciones de las ciudades y los países que han demostrado cómo reducir los riesgos y también de aquellos menos afortunados, cuyas calamidades nos deben poner a pensar, concluyó.
Fuente: Prensa Latina