Biodiversidad

Las virtudes del ecoturismo

Tal vez no exista en el mundo una inversión productiva más noble que la de canalizar recursos financieros a proyectos ecoturísticos. Tal es el caso de la familia Díaz, la cual «mató» dos pájaros de un tiro, ya que al invertir en un terreno de 11 hectáreas entre Xalapa y Perote pudieron dejar el Distrito Federal y de paso, echaron a andar un proyecto ecoturístico.

Con una inversión de aproximadamente 800,000 pesos, la familia Díaz adquirió el terreno que sólo cuenta con una pequeña construcción en donde se ubica el comedor, los baños y sanitarios. El resto es pasto y una zona arbolada de pinos y helechos (bosque mesófilo).

Cuallicamp es el nombre oficial de este proyecto, cuyos principios corporativos consisten en prevenir el constante deterioro de nuestro hábitat, gracias al aporte de conocimientos suficientes acerca de los factores que pueden deteriorar la salud de las personas. En esta preocupación por cuidar la salud también se incluye la de nuestro planeta, que en realidad es nuestra casa.

Bajo el eslogan «Somos parte de la naturaleza y hacerle daño es hacernos daño, conservarla es cuidarnos», Cuallicamp es un pequeño desarrollo ecoturístico que invita a todas las familias mexicanas y extranjeras a visitarlo y disfrutar de sus actividades recreativas y productivas.

En efecto, según señaló Juan Carlos Díaz a Teorema, quienes visiten Cuallicamp podrán disfrutar de sus clima templado-húmedo-regular, cuya temperatura media anual es de 18 grados centígrados y con lluvias en verano y principios de otoño. En invierno, la precipitación es de menor intensidad.

Ubicado en el municipio de Las Vigas de Ramírez, a unos 28 kilómetros de Perote por la carretera nacional 140, el desarrollo cuenta con áreas bien delimitadas y con vigilancia las 24 horas. Su vegetación es de tipo bosque frío de pináceas, con especies como pino colorado, pinus estrobus, pinus ayacahuite y pinus rudes, encino y oyamel.

Descansar trabajando

Otra de las ideas centrales del proyecto es salir de la rutina del trabajo citadino para incorporarse a una rutina de labores campiranas. No se trata de edificar un hotel, sino más bien se trata de acampar y llevar a cabo seis actividades principales: adquirir un conocimiento arbóreo; saber desarrollar y cuidar un vivero; saber cómo elaborar una composta; realizar interacciones ambientales (desarrollo de lo que es una granja); clasificar a las plantas y, por último, la actividad de observación ambiental.

El proyecto cuenta con sanitarios que separan la orina del excremento, para que a este último se le agregue zeolita y dióxido de cloro, material que mata hongos y bacterias y que una vez seco se puede utilizar como abono. Este abono es el que se conoce como composta y es rico en nitrógeno y potasio, lo cual ayuda a mejorar la calidad de la tierra.

Sin duda alguna, se trata de un proyecto sustentable, ya que el abono se utiliza en los propios viveros que producen árboles, plantas y diferentes tipos de hortalizas y verduras. De la cocina también se aprovechan los desechos orgánicos que pueden ser utilizados en la composta. De igual manera, en Cuallicamp se impulsa la lombricultura.

Díaz manifestó que ojalá hubiera más proyectos de este tipo y agregó que cualquier persona interesada en crear una empresa similar debe seguir los pasos obligados de registrar su nombre bajo un diseño o logotipo y cumplir requisitos de seguridad, salud y medicina deportiva.

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