Son insectos delicados: no les gusta el ruido, la luz que no sea emitida por ellas
Ciudad de México.— Durante 10 meses se preparan para iluminar sus bosques. Antes larvas, las luciérnagas adultas viven dos meses para continuar su ciclo de vida… que en su caso es un ciclo de luz que asemeja a estrellas titilantes en los bosques.
Para reproducirse, la luciérnaga hembra emite una señal desde el suelo; en el aire el macho comienza a emitir señales luminosas para llamar su atención. Cuando ella elije, el macho baja al suelo y comienza su ciclo reproductor. Las luces se apagan en una privacidad natural de estos escarabajos.
Para quienes son testigos de este ciclo, el cortejo toma una nueva dimensión:
Una luz tímida que se enciende y que puede, incluso, pasar inadvertida; luces que vuelan y que hacen pensar que el bosque cobró vida y parpadea a través de las luciérnagas.
En el mundo existen aproximadamente dos mil especies, en los bosques de Nanacamilpa existe una sola, la Macrolampis Palaciosi, que es endémica del lugar y eso la hace única.
Las luciérnagas generan luz propia, llamada bioluminiscencia, que se produce por una serie de reacciones químicas entre las sustancias luciferina y luciferasa que al ponerse en contacto con oxígeno, producen luz.
Son insectos delicados: no les gusta el ruido, la luz que no sea emitida por ellas. Su hábitat debe ser preservado para que sigan esperando visitantes cada año.
Nanacamilpa, es un municipio que tiene una superficie boscosa de tres mil 121.39 hectáreas compuesta de oyameles, encinos y pinos que se localizan a dos mil 800 metros sobre el nivel del mar. Este es el hogar de las luciérnagas.
La Comisión Nacional Forestal (Conafor) ejecuta 12 programas, entre ellos el Programa de Pago por Servicios Ambientales, manejo forestal, restauración, caminos forestales, tecnificación silvícola y brigadas rurales para la prevención de incendios forestales, entre otros.
Fuente: Conafor, imagen
