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servicios que generan menos impactos
a lo largo de todo su ciclo de vida, es
decir, no sólo considerar sus impactos
ambientales por la fabricación, sino
también tomar en cuenta, además,
los impactos ambientales que se
ocasionaron por la extracción de
materia prima, por el transporte, por
el empaque y el embalaje, durante
la etapa de uso: considerar el uso
de electricidad, gas, agua, jabón/
detergente, etcétera; y finalmente
considerar si el producto está diseñado
para que al final de su vida útil se le
pueda dar un segundo uso, o si su
destino será la disposición final en un
relleno sanitario.
Las aplicaciones más relevantes de
los estudios de ACV incluyen:
Para los gobiernos: generar políticas y
leyes que busquen los cambios hacia
patrones de consumo y producción
sustentable, por ejemplo la política
de Adquisiciones Verdes Federales,
que permitirá la compra de productos
que en el ciclo de vida sean los más
respetuosos con el ambiente y que el
gobierno actúe como un ejemplo digno
de seguir por la sociedad. El ACV
también le permitirá la planificación de
estrategias medioambientales.
Para los municipios: analizar diferentes
sistemas de servicios públicos, por
ejemplo, gestión de residuos sólidos
municipales y elegir aquella que
en realidad minimice los impactos
ambientales.
Para las empresas: mejorar el diseño
de sus productos o diseñar nuevos
productos considerando aspectos
ambientales en el ciclo de vida,
además de la selección de indicadores
de comportamiento medioambiental
relevantes, y la adecuación de un
producto, proceso o servicio a la
legislación medioambiental vigente.
Realizar el ecoetiquetado de sus
productos.
Para los consumidores: conocer los
impactos ambientales que pueden
tener sus decisiones de compra
y consumo; obtener información
ambiental de las etiquetas de los
productos (ecoetiquetado).
Para arquitectos, constructores y di-
señadores: elegir los materiales que
nos aseguren un nivel de confort,
generen ahorros, y que a su vez
no hayan generado importantes
impactos ambientales en su proceso y
fabricación.
La metodología del ACV, es la única
que cuenta con una norma internacional
de la Organización Internacional de
Estándares (ISO por sus siglas en
inglés) ISO 14040:2006 –Principios y
Aplicaciones del Análisis del Ciclo de
Vida-, y con un grupo de trabajo en
México que redactó la norma análoga
NMX-SSA-14040-IMNC-2004, Gestión
ambiental - Análisis del ciclo de vida -
Principios y marco de referencia.
El ACV implica entonces analizar
todas las etapas de ciclo de vida de
un producto (como una lavadora de
ropa o un sistema de iluminación), o
de un servicio (como los programas de
gestión de residuos sólidos urbanos),
y calcular todos los impactos
ambientales potenciales, no sólo
gases de efecto invernadero, sino
también la disponibilidad de agua, la
acidificación, el adelgazamiento de
la capa de ozono, etc. El ACV es un
análisis integral que considera todos
los impactos, independientemente del
lugar y el momento en el cual fueron
generados.
Muchas veces, lo que pareciera
evidente, puede ser diferente si se
tiene un enfoque de ciclo de vida, por
lo que cuando una empresa evalúe el
diseño para mejorar sus productos,
un gobierno desarrolle o evalúe una
política pública o una legislación, o un
consumidor evalúe sus opciones de
compra, se deberán preguntar si están
considerando en realidad un enfoque
de ciclo de vida, o sólo se están
resaltando atributos ambientales en
una parte del ciclo de vida o respecto
a un solo problema ambiental.
Más información:
Amalia Sojo Benítez
Mireya González
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