El Estado mexicano ha violado, por omisión, el derecho a la salud de los mexicanos al permitir que los índices de sobrepeso y obesidad alcanzaran la dimensión de epidemia, afectando a 70 por ciento de los adultos, presentándose en uno de cada cuatro niños, y siendo una de las causas principales de que 10 millones de mexicanos sufran diabetes, informó la organización mexicana El Poder del Consumidor (EPC).
Redacción Teorema Ambiental
El director de EPC, Alejandro Calvillo, señaló que desde hace 20 años el Estado mexicano ha tenido información suficiente del aumento en el índice de sobrepeso y obesidad en la población, por ello, los propios datos oficiales muestran que el Estado no ha actuado como garante del derecho a la salud y ha permitido que continúen las causas que originaron esta epidemia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el sobrepeso y la obesidad en su magnitud de epidemia no son el resultado de la suma de malos hábitos individuales, sino el resultado de un entorno que la promueve y que los expertos han dado en llamar “ambiente obesigénico”.
EPC denunció ante la CNDH cómo el Estado mexicano, y en específico, la Secretaría de Salud (SS), la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) han contribuido al fortalecimiento de este ambiente obesigénico para poner a México entre los países que presentan el mayor índice de sobrepeso y obesidad a escala mundial y convertir a éste en el mayor problema de salud pública del país.
La denuncia se enfoca en la responsabilidad del Estado, a través de diversas dependencias gubernamentales, en la conformación del ambiente obesigénico que ha desatado esta epidemia que afecta a la mayoría de los mexicanos, destacando: la falta de orientación nutricional en la población mexicana (SS); el predominio en las escuelas de comida y bebidas no recomendables en términos nutricionales así como la reducida actividad física que se da en los planteles escolares (SS y SEP).
También la omnipresente publicidad dirigida a niños de alimentos y bebidas “chatarra”, que recurre a herramientas de engaño y manipulación y que tiene efectos comprobados en el deterioro de sus hábitos alimenticios (SS y Profeco); la carencia de un etiquetado en los productos, claro y sencillo, que oriente a los consumidores, permitiendo que predomine el engaño publicitario en los empaques (SS y Profeco); la desaparición y ausencia de bebederos de agua potable en las escuelas y espacios públicos, sustituida por la oferta de bebidas altamente azucaradas, convirtiendo a México en el segundo consumidor de refrescos a escala mundial (SS).