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Padecen sobrepeso y obesidad dos tercios de adultos mexicanos

El país enfrenta una epidemia de sobrepeso corporal excesivo que afecta a uno de cada tres niños y adolescentes y siete de cada 10 adultos

Teorema Ambiental/Redacción

Ciudad de México, 1 de abril de 2020.— México ocupa el primer lugar entre los países de América Latina en la venta de productos altamente procesados (ricos en grasas y azúcares) que propician un ambiente favorable a la obesidad y el sobrepeso (obesogénico) y generan una creciente población malnutrida, como resultado de los drásticos cambios en las pautas de alimentación de sus habitantes en las pasadas cuatro décadas.

El país enfrenta una epidemia de sobrepeso corporal excesivo que afecta a uno de cada tres niños y adolescentes y siete de cada diez adultos. Esta situación hace especialmente vulnerable a la población ante la pandemia de coronavirus COVID-19.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensatu 2018), más de 80 por ciento de los mexicanos entre uno y más de 20 años consume bebidas no lácteas endulzadas, uno de los productos identificados como mayores contribuyentes a la obesidad.

Por ejemplo, en Chiapas se bebe un promedio anual por persona de 821.25 litros de refrescos embotellados, cuando la media mundial es de 25 litros y el consumo promedio en el país es de 150 litros, de acuerdo con un estudio del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (Cimsur), publicado en 2019.

De acuerdo con este estudio, elaborado por Jaime Tomás Page Pliego, los chiapanecos beben 2.25 litros de refrescos de cola diariamente, por lo cual hay una alta prevalencia de diabetes mellitus en los Altos de Chiapas, donde en los últimos diez años ha sido la principal causa de muerte.

Con una dieta de tres mil 72 kilocalorías diarias por persona, en los pasados 40 años los mexicanos redujeron en 11 puntos porcentuales su consumo de cereales y tubérculos, y el de frijoles y otras leguminosas prácticamente a la mitad, mientras que duplicaron el consumo de aceites y carnes a su consumo cotidiano.

Aunque la ingesta de hortalizas se ha mantenido estable, representa el grupo alimenticio de menor consumo, mientras el consumo de huevo se ha triplicado. De hecho, México es el primer lugar mundial en la ingesta de este producto.

En un reporte de 2019 sobre el Sistema Alimentario Mexicano de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el agravamiento de la mala alimentación favorece la coexistencia de desnutrición, sobrepeso y obesidad.

De acuerdo con la Ensatu, 21 por ciento de los niños menores de cinco años que viven en zonas rurales padece desnutrición crónica, y en todo el país, 8.2 por ciento de los niños entre cero y cuatro años presentan sobrepeso; además, 22.2 por ciento de la población en esa edad está en riesgo de caer en tal condición.

Entre 2012 y 2018 el porcentaje de niños con sobrepeso y obesidad con edades entre cinco y 11 años pasó de 34.4 a 35.6 por ciento. Mientras que en jóvenes de entre 12 y 19 años de edad, la tasa subió alarmantemente de 34.9 a 38.4 por ciento.

En 2018, 76.8 por ciento de las mujeres adultas presentó sobrepeso y obesidad (40.2 por ciento esta última) y 73 por ciento de los hombres registraron ambas condiciones (42.5 por ciento en sobrepeso y 30.5 por ciento en obesidad).

Según la FAO, el crecimiento de las ciudades ha impulsado la existencia y demanda de alimentos como carnes, lácteos y productos procesados y reducido paulatinamente la participación del consumo de alimentos como cereales, leguminosas y verduras, mientras que los establecimientos comerciales promueven la oferta de determinados alimentos y productos a nivel doméstico, generalmente de baja calidad nutrimental.

Como resultado, existe una marcada disminución en el consumo de alimentos como maíz y frijol y, debido a su mayor acceso, una creciente ingesta de productos con alta densidad energética, elevado contenido de sodio, grasas saturadas, azúcares, colorantes, conservadores, saborizantes y estabilizantes, así como de alimentos de origen animal.

En 2018, el Instituto Nacional de Salud Pública publicó el libro La obesidad en México. Estado de la política pública y recomendaciones para su prevención y control, en el que diversas autoridades académicas y 75 científicos hacen un completo diagnóstico de la mala nutrición y plantean advertencias y propuestas para solucionar a fondo.

Esto, además, representa también una carga muy significativa para el sector salud, a partir de los años setenta del siglo pasado.

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