- En situaciones de simulacro o desastre, es necesario tener preparada, además de nuestra propia mochila de emergencia, una para nuestras mascotas
Adrián Rodríguez-Granada Madrid*
En casos de desastres naturales, como lo fueron el sismo del 19 de septiembre de 1985 y el del mismo mes y día pero de 2017, en el territorio nacional se registraron movimientos telúricos que pusieron a prueba la entereza del pueblo mexicano, el cual, tanto en ese entonces como en la actualidad, ha demostrado solidaridad, empatía y apoyo a las familias que enfrentaron el embate de la naturaleza.
Resulta doloroso hablar del número fatídico de víctimas entre personas e incluso mascotas (recordemos que cada vez son más las familias que deciden agregar a su núcleo familiar un animal de compañía, ya sea perro, gato, tortuga, hámsteres, etc.). Las personas y sus animales de compañía conviven día a día; se acompañan cuando van al parque a ejercitarse, cuando van de compras, cuando vacacionan. Comparten un sentimiento invisible que los une desde el primer día. Por ello, no suena descabellado pensar que cuando se suscita alguna catástrofe natural, entre las víctimas mortales se encuentren tanto personas como sus fieles compañeros.
Hay historias que refieren que jamás abandonan a su tutor, como es el caso de los perros y gatos. Incluso hay especies que, por naturaleza ya sea aprendida o innata, defienden a sus tutores hasta su último aliento de vida.
Debemos de recordar que en situaciones de simulacro o desastre, es necesario tener preparada, además de nuestra propia mochila de emergencia, una para nuestras mascotas que contenga sus documentos, como el carnet de vacunación y sus medicamentos (junto con las dosis, si fueran necesarias). Además, debe estar provista de un plato, agua y comida para nuestros compañeros. También es esencial contar con una transportadora o correa para poder evacuar de manera oportuna y asegurarnos de que lleven una placa de identificación con un número de contacto.
En días de luto nacional, incluyamos también a las mascotas que cruzaron el arcoíris sin haber recibido una despedida digna, sin haber recibido un merecido homenaje por tantas vivencias, tanto amor desinteresado, por alegrar la diversidad de cada uno de los integrantes de la familia y por esa entrega incondicional. Porque al final de cuentas, las mascotas no conocen sentimientos negativos como el egoísmo o la maldad.
A través del dolor, la historia nos ha enseñado que la cultura de la prevención ayuda en momentos difíciles. Estemos prevenidos, en la manera de lo posible, para que cuando llegue el momento, sean mínimos los decesos que lamentar, tanto de personas como de animales de compañía. Ambos se complementan en este plano y, al enfrentar juntos los desafíos, demuestran el poder de la unión y el amor inquebrantable. Quienes compartieron sus vidas con estos fieles compañeros saben que su lealtad perdura incluso más allá de esta vida, y que su memoria es un tributo eterno a la conexión especial entre humanos y mascotas.
* General Manager de Pets in the Sky
Fotografía: Pets in the Sky