El objetivo del convenio es establecer un sistema de producción de pieles de cocodrilo de pantano de alta calidad, basado en la conservación de las poblaciones del reptil y de su hábitat
Ciudad de México.— Tras el éxito en la recuperación de las poblaciones del cocodrilo de pantano en México, los expertos se plantean un nuevo reto: involucrar a las comunidades locales en la conservación de su hábitat, en el manejo de la especie y en el reparto de beneficios derivados de su comercio.
Para ello, representantes de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) de México y la Responsible Ecosystems Sourcing Platform (RESP) basada en Suiza, colaboran en un proyecto innovador.
Representantes de diversas comunidades y productores y comercializadores de cocodrilos, el doctor José Sarukhán Kermez, coordinador nacional de la Conabio, y Eduardo Escobedo, director ejecutivo de la RESP, firmaron un convenio marco de colaboración para desarrollar el “Proyecto piloto sobre sustentabilidad, sistemas de producción y trazabilidad de pieles de cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) en México”.
El proyecto es coordinado por la Conabio en colaboración con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Dirección General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El objetivo del convenio es establecer un sistema de producción de pieles de cocodrilo de pantano de alta calidad, basado en la conservación de las poblaciones del reptil y de su hábitat. El plan considera la instalación de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre en vida libre (UMA en vida libre) manejadas por las comunidades locales, respaldadas por actividades de monitoreo y estableciendo cuotas científicamente sustentables de aprovechamiento. En lugar de promover la cacería del cocodrilo de pantano, el proyecto promueve la extracción de una cantidad determinada de huevos del medio silvestre para llevarlos a incubadoras, pasando así de un 90 por ciento de mortandad natural en los huevos de cocodrilo de pantano, hasta un 95 por ciento de supervivencia.
Mediante este sistema, las UMA de las comunidades venden su producción a las granjas establecidas (UMA intensivas o criaderos) para la obtención de pieles de exportación de alta calidad. La labor se realiza en colaboración con empresas de la moda y con el respaldo de un sistema novedoso de trazabilidad que utiliza tecnología de punta permitiendo mediante “biometría digital” identificar cada piel, su legal procedencia y origen sustentable. Lo anterior, desde la extracción del huevo de cocodrilo en el medio silvestre, hasta el producto de piel (acabado) para el consumidor.
El proyecto piloto es una iniciativa que promueve un reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del comercio y la participación de todos los actores involucrados en la cadena productiva. En particular, el programa fomenta que las comunidades locales, responsables de las UMA en vida libre donde habitan los cocodrilos, se involucren activamente y conozcan a detalle el proyecto otorgando su consentimiento para realizarlo. Asimismo, se busca que las comunidades y las granjas, y éstas a su vez con las empresas de la moda, establezcan términos de colaboración mutuamente acordados.
El cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) es una de las tres especies de crocodilianos que habitan en México junto con el cocodrilo de río (Crocodylus acutus) y el caimán (Caiman crocodilus). El también llamado cocodrilo de Morelet, se distribuye en la costa del Golfo de México desde Tamaulipas hasta la península de Yucatán, habitando principalmente zonas de manglar, ríos y pantanos.
Actualmente, el comercio internacional de pieles de cocodrilo de pantano procedentes de México, es cercano a las mil 500 pieles al año y proviene únicamente de criaderos que contribuyen de manera limitada a la conservación de la especie y su hábitat. En tanto, el mercado global se estima en 1.5 millones de pieles al año y en él destaca el uso de especies como el aligator de Estados Unidos (Alligator mississippiensis), el cocodrilo de agua salada de Australia (Crocodylus porosus) y el caimán yacaré de Argentina (Caiman yacare), que generan ganancias de millones de dólares anuales.
Fuente: Teorema Ambiental, imagen