Sostenibilidad

¿Las ciudades serán habitables en el futuro?

¿Cuáles son los retos para el urbanismo?: el panorama de desarrollo de las ciudades, la calidad de vida de sus habitantes y las oportunidades para generar mínimo impacto sobre los recursos naturales y el ecosistema, a través de la tecnología

Teorema Ambiental/Redacción

Ciudad de México 11 de noviembre de 2019.— El Día Mundial del Urbanismo y el Día el Urbanista Mexicano se celebraron el pasado 8 de noviembre como una oportunidad para festejar y reflexionar sobre los retos del desarrollo urbano, la sostenibilidad de las comunidades, el reto de la organización ante el crecimiento de la población y cómo los avances científicos y tecnológicos ayudan a garantizar el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

El urbanista destaca por la necesidad creciente de entender que no es suficiente construir un edificio enfocado en la estética, sino que debe considerarse un “todo” con los alrededores, tomar en cuenta aspectos como la movilidad de las personas, el transporte y la seguridad, infraestructuras, espacios públicos y edificios que pueden funcionar juntos, crear urbes y ser un motor de cambio.

Con el aumento en la densidad de población, la necesidad urbana de espacios abiertos, verdes o de ocio cobra una mayor importancia.

Pablo Hernández, jefe de Operaciones en Fundación RobotiX, señala que “el desafío actual y futuro se compone de tres elementos: el primero es la relación con la naturaleza; segundo, la comunicación, pues una ciudad sin acceso a la comunicación ni movilidad, no puede ser competitiva; en tercer lugar está la vivienda, es decir, condiciones razonables y accesibles para habitar”.

Oscar Gordillo, urbanista mexicano, menciona que su labor consiste en responder al aumento de desplazamientos en el mundo, el encarecimiento de los centros y la crisis de transporte ante la saturación de los sistemas públicos y el aumento de la presencia de automóviles.

La sobrepoblación de ciertos espacios trae consigo un uso excesivo de los recursos. “Para abastecer colonias o distritos tan poblados, el agua debe ser transportada desde diversos lugares, lo cual provoca desabasto en las comunidades rurales desde donde se traslada; además, se requiere de infraestructura especializada con la que en ocasiones no se cuenta; esto provoca problemas adicionales, como fugas o falta de mantenimiento”, agrega.

El desabasto de recursos básicos disminuye la calidad de vida las poblaciones, por lo que consideró apremiante “asegurar vivienda asequible en lugares accesibles y seguros; además, reducir la gentrificación para evitar que los servicios, dependencias, principales oportunidades de trabajo y oferta habitacional se concentren en las zonas céntricas o capitales”.

Este fenómeno provoca que el suelo y el precio de inmuebles sean muy caros, suban los impuestos correspondientes y las personas tengan menos oportunidades para adquirir una propiedad.

Aunado a esto, la falta de servicios y de sistemas de transporte eficaz, bien distribuido y ecológico, provoca que grandes urbes como la Ciudad de México, Querétaro, Guadalajara, Mérida y Monterrey sean ciudades dormitorio. En ellas, la lejanía entre las zonas habitacionales y las laborales, además de la gran cantidad de tiempo gastado en el transportarse, disminuyen el tiempo de recreación y provocan que sus habitantes lleguen de noche y salgan aún de madrugada para llegar a sus actividades.

Para los urbanistas, la clave está en formar más profesionales y expertos en desarrollo urbano para la toma de decisiones, que sean complementadas con la inclusión de la tecnología para apoyar a la recolección de grandes cantidades de datos digitales para procesarlos y definir programas personalizados para las distintas poblaciones. “Por ejemplo, a través de servicios privados como Uber, es posible procesar datos públicos para definir tendencias de movilidad”, menciona Oscar.

Los beneficios de la tecnología se pueden ver reflejados en ideas para que desde lo ambiental se pueda hacer funcionar una gran ciudad y atender las necesidades que garanticen el bienestar de sus habitantes, con el mínimo de recursos naturales gastados. “El primer paso para lograr la transformación requerida en las urbes, es hacer conciencia en las generaciones más jóvenes, de donde vendrán las ideas y emprendimientos que definan su futuro y el del mundo que habiten”, comenta Pablo Hernández.

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