Los envoltorios de golosinas, bolsas de papitas y de galletas que alguna vez ensuciaron las aceras y llenaron los basureros mexicanos, ahora se lucen como último grito de la moda en Nueva York, Los Ángeles y Tokio.
Indígenas del Estado de México han convertido estas envolturas en coloridos monederos, bolsos y cintos que se venden por Internet, en boutiques de moda y en tiendas departamentales a precios que llegan hasta los 200 dólares.
La idea surgió aquí con el Grupo para Promover la Educación y el Desarrollo Sustentable (Grupedsac) entidad no lucrativa que desde 1987 ha ayudado a los indígenas mexicanos pobres a ser autosuficientes mediante proyectos de desarrollo que a la vez se proponen cuidar el ambiente.
La fabricación de carteras con envoltorios no biodegradables comenzó hace unos ocho años, después que un visitante al centro de entrenamiento de Grupedsac enseñó a un grupo de mujeres a fabricar pequeños bolsos con envoltorios de golosinas y alimentos.
Esas clases inspiraron a Edith Samanao, trabajadora social de Grupedsac que enseñaba a las mujeres a coser y a fabricar animales de juguete. Samanao había aprendido de su madre años antes a hacer cinturones y tirantes con los envoltorios, pero no sabía cómo fabricar las carteras.
“Nos dimos cuenta que era muy fácil de hacer”, dijo, y agregó que pronto ellas y sus alumnas empezaron a fabricar bolsos más grandes y a diseñar y fabricar sus propias mochilas, pulseras, aros y felpudos. Hace poco agregaron un nuevo artículo a su colección: cinturones hechos con las etiquetas de las latas de cerveza.
En 2004, Grupedsac empezó a buscar cómo comercializar las carteras, y en un primer momento las distribuyó a pequeñas tiendas de regalos y boutiques en México, señaló la coordinadora de proyectos, Olivia Mogollón.
Ese mismo año, una hija de la directora ejecutiva del grupo, Margarita Barney de Cruz, llevó algunas carteras a unas amigas de Palm Beach, Florida, donde llamaron la atención del británico Stanley Cohen, retirado fabricante de textiles, y su esposa Elaine.
Tanto les interesaron las carteras y su origen consciente de la ecología que empezaron a comprarlas a Grupedsac al mayoreo en 2005.
La organización suministra a los Cohen hasta 150 carteras y docenas de cinturones por semana. Los Cohen los revenden a sucursales de Bloomingdale’s y a pequeñas boutiques en Florida.
Fuente: Milenio