Se requiere impulsar el uso ineficiente de la energía, políticas de uso y gestión de la energía, suministro y calidad de la misma
Ciudad de México.— Teniendo como marco el Día Internacional de la Tierra, resulta vital realizar una reflexión sobre el uso eficiente de la energía en la industria con ánimo de ofrecer un futuro mejor a las nuevas generaciones.
El Día Internacional de la Tierra comenzó en el año 1970, con la participación en Estados Unidos y 20 millones de personas, y nació con el fin de crear conciencia a problemas relacionados con el cambio climático, calentamiento global y el efecto invernadero.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Latinoamérica es la región en vías de desarrollo más urbanizada del mundo, y la cual maneja un porcentaje del 81 por ciento de la población viviendo en zonas urbanas. De ahí las preocupaciones sobre el uso ineficiente de la energía, políticas de uso y gestión de la energía, suministro y calidad de la misma.
Estudios realizados por la Agencia Internacional de Energía (IEA), estimaron que el implementar normas internacionales para el uso y gestión de la energía en la industria, podría influir de forma positiva en el ahorro de hasta un 60 por ciento del consumo de energía del mundo: 51 por ciento en el sector industrial, 7 por ciento en el sector comercial (servicios) y 3 por ciento en los sectores manufactura, agricultura y construcción.
La Asociación Internacional del Cobre apoya la importancia de los reglamentos y su estabilidad como los factores clave para la demanda y el suministro de las inversiones en eficiencia energética. Con la aplicación tácita de conceptos de eficiencia energética, la industria en México puede:
• Conocer la cantidad de energía que consume en cada proceso, lo que le permitirá tomar las medidas correctivas pertinentes.
• Mejorar la eficiencia energética de sus procesos, de una manera sistemática.
• Incrementar el uso de energías renovables o energías excedentes propias o de terceros.
• Asegurar su conformidad con su política energética y demostrar esta conformidad a otros.
• Buscar la certificación de su Sistema de Gestión de Energía (SGE) por una organización externa.
• Optimizar el uso eficiente de la energía.
• Mejorar los conocimientos y competencias en la eficiencia energética en la gestión de la energía en el personal de la organización.
• Disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) lanzadas a la atmósfera.
• Reducir impactos ambientales derivados de fuentes de energía altamente contaminantes.
Fuente: Teorema Ambiental, imagen
