- Fidesur presentó una propuesta para impulsar la transición energética como vía para desarrollar una industrialización verde en la región
Teorema Ambiental/Redacción
El Fideicomiso para el Desarrollo de la Región Sur Sureste (Fidesur) presentó este 15 de agosto dos oportunidades regionales de gran potencial para el desarrollo de clústeres de energías renovables, eólica y solar.
En primer término, se detalló información sobre la región del istmo de Tehuantepec y su gran potencial para la generación de energía eólica (y complementariamente de energía solar), particularmente costa afuera (offshore wind) en la cuenca sur del istmo.
De esta forma el desarrollo de un hub energético y su potencial para impulsar la producción de hidrógeno verde (y otros derivados) así como de electricidad, a partir de energías renovables y el eslabonamiento regional correspondiente de su cadena de valor, a fin de producir las diferentes partes de los aerogeneradores, electrolizadores, y una planta de generación eléctrica que se alimente de energía limpia.
El otro hub energético con gran potencial para la producción de hidrógeno verde y otros derivados, se vislumbra a la península de Yucatán desde la franja litoral que va desde Sisal hasta Ciudad del Carmen. En esta región el propósito es poder aprovechar las condiciones favorables para la producción de energía eólica y solar, así como la baja profundidad de la plataforma continental, la infraestructura y experiencia acumuladas durante décadas en la operación de la industria petrolera costa afuera.
La producción de energías renovables en esta región, combinado con proyectos de almacenamiento de energía y el fortalecimiento de la red eléctrica, podría gradualmente sustituir al gas natural como combustible de generación eléctrica para la península de Yucatán. Este tipo de esfuerzos integrales constituyen una de las principales áreas de oportunidad para el cumplimiento de los compromisos de mitigación de emisiones de México en materia de cambio climático.
En cada una de estas dos zonas hay por lo menos un proyecto internacional relevante en desarrollo, que trabaja con actores nacionales y locales para lograr generar las condiciones que permitan la producción de hidrógeno y amoniaco verde de exportación.
Lo anterior contempla el fortalecimiento y generación de sinergias que permitan atraer a otras empresas y de esta forma favorecer el escalamiento y atracción de nuevas empresas, y así aumentar el valor agregado local, reducir costos y lograr niveles adecuados de rentabilidad, incluso sin demandar grandes subsidios gubernamentales, como ocurre en otras partes del mundo.
La gestión exitosa de proyectos de desarrollo de este tipo —que conformen clústeres de impacto regional— requiere de nuevas formas de trabajo entre todos los actores interesados, a partir de asociaciones público-privadas-sociales que sean transparentes en su gestión. Para lograrlo, el papel de los gobiernos estatales será clave para asegurar la coordinación estrecha entre los actores participantes y la actuación de agencias promotoras que articulen los esfuerzos multiactor en torno a “pactos territoriales” que conducirán a procesos que se sustenten bajo el principio de “prosperidad compartida”.
Bajo este principio, los proyectos de producción de hidrógeno verde y de generación de energías renovables deberán contribuir de manera significativa a producir empleos y mejorar el bienestar de las comunidades asentadas en la región. Solo de esta manera se puede hablar de una transición energética realmente justa desde el punto de vista social.
Fotografía: Fidesur