Contaminación

Incineración entorno en contexto

Frente a la problemática de qué hacer con los residuos industriales peligrosos, en México se ha optado por depositarlos en confinamientos especiales o bien ubicarlos dentro de las empresas generadoras de los mismos, pero estas medidas sólo posponen una solución real para las próximas generaciones.

Además subsiste la peor de las prácticas respecto a la disposición final de los residuos industriales peligrosos: tirar esos desechos a barrancas o mezclarlos con residuos municipales.

Muchos sectores en México toman decisiones a partir de las soluciones adoptadas en Estados Unidos en relación con esta problemática. Este país se ha visto presionado por diversas organizaciones y por este motivo ha iniciado estudios sobre opciones diferentes al proceso de incineración, influido por la creencia de que no es la mejor manera de resolver el problema.

La primera postura (colocar los desechos en confinamientos especiales) se basa en la idea de que depositar siempre es más barato que procesar, y en términos económicos esto es absolutamente cierto, aunque en términos más profundos significa la búsqueda de soluciones fáciles. Esta displicencia es de alguna manera similar a la posición de esperar a ver si las decisiones adoptadas en el país vecino dan buenos resultados.

Por otro lado, en Europa y Asia todo favorece a la incineración como la mejor disposición final. Medios de información, grupos ecologistas, especialistas y población en general promueven este método como una forma no sólo de eliminar los residuos peligrosos industriales, sino también como una alternativa para recuperar y generar energía calorífica y eléctrica.

La oposición al proceso de incineración se fundamenta más en razonamientos ecologistas, cuyo punto de vista radica exclusivamente en la idea de no contaminar, pero sin proponer soluciones concretas.

El principal argumento esgrimido por los opositores a la incineración es que ésta genera contaminación, pero lo cierto es que se trata de un proceso térmico que destruye componentes tóxicos y con el uso de una buena tecnología, elimina hasta de 99.9 por ciento de cualquier tipo de residuos. Sin embargo, se debe reconocer que en el proceso de incineración sí quedan algunos sedimentos y hasta ahora no existen las emisiones cero.

Sin embargo, si se comparan los grandes volúmenes que se incineran con las pequeñas emisiones que se generan, la disposición final de los residuos industriales peligrosos se ubica como la mejor alternativa. El hecho es que una buena tecnología de incineración, genera menos componentes tóxicos que un camión que cada día vemos transitar por cualquier ciudad de nuestro país.

En términos reales, no se justifican en lo más mínimo los ataques que se canalizan hacia el proceso de incineración. En México se confina menos de 10 por ciento de la generación real y hay ciertos procesos de reciclaje. La mayor parte de los residuos industriales peligrosos se mezcla con desechos municipales o se tira de manera clandestina.

En nuestro país lo que más se genera son desechos petroquímicos, agroquímicos, líquidos de alto valor calorífico (estos últimos bien atendidos por la industria cementera que tiene su propia infraestructura para tal fin). No obstante, en el caso de las cementeras como ejemplo, las autoridades utilizan parámetros más holgados sobre las emisiones que los aplicados en los procesos de incineración.

Lo justo sería que las exigencias ambientales fueran las mismas para toda la industria o para todo generador de emisiones contaminantes. Pero en los hechos, mientras para los procesos de incineración se exige que no se emitan más de 50 miligramos por metro cúbico de partículas a la atmósfera, en las cementeras este margen es más amplio.

Como en México hay pocas empresas incineradoras, las que operan se encuentran en desventaja frente a muchos sectores, en el sentido de gestionar mejores condiciones de ejecución y reglas de actuación. Esta situación no ha permitido que se desarrollen de manera óptima las normas que deben regular el manejo, incineración y disposición final de los residuos industriales peligrosos.

Se han concentrado los esfuerzos en la normativa que regula los residuos hospitalarios e incluso en este ramo existe más oferta que demanda, mientras que el grueso de los desechos proviene de la industria.

Lo primero que se requiere hacer es poner en marcha una intensa campaña de concientización, que involucre el hecho de los beneficios de la incineración ante el tiradero de miles de toneladas de residuos peligrosos que hay en barrancas o en las zonas industriales.

En muchos de los tiraderos no se tiene ningún control y existe el problema de que las aguas lixiviadas penetran en los mantos freáticos, lo cual provoca una contaminación grave del vital líquido, además de sus obvias consecuencias para la salud humana y en la flora y fauna silvestre.

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