Colaboraciones

¿Es alto el costo de defender al ambiente?

Por Mario Amador

alto-costyoEl ver nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza y hacer uso de la creatividad y genialidad del ser humano no es tan importante como hacer lo inmediato

Ciudad de México.— En efecto es muy caro, tan caro que uno de los mexicanos más comprometidos con la defensa de los bosques de la Sierra Madre tuvo que ser asesinado; en efecto, no pudieron comprarlo, no pudieron disuadirlo, así que estorbaba; era necesario tener más madera para hacer más dinero, el uso de madera virgen es un gran negocio, el usar otros tipos de conglomerados que pudieran representar patentes, inversión, desarrollo de tecnología mexicana, como lo tienen muchos inventores en este país no importaron, lo verdaderamente trascendente es hacer negocios como lo hemos hecho desde hace siglos, extraer lo más que podamos de la tierra y hacer dinero.

El ver nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza y hacer uso de la creatividad y genialidad del ser humano al encontrar maneras diferentes, más eficientes y más respetuosas del entorno no es tan importante como hacer lo inmediato, obtener dinero y de preferencia mucho, aunque tengamos que talar todo y de paso nos llevamos a algunos activistas que no nos brindan otro camino más que plata o plomo, y como no quisieron plata… pues…. Este artículo es un humilde recordatorio deseando que sirva para sensibilizarnos, hacia la lucha “perdida” de Isidro Baldenegro, un mexicano que ganó en 2005 el premio ambiental Goldman, que es el galardón medioambiental más prestigiado en el mundo, situado a la altura de los premios Nobel.

¿Qué tanto implica comprar madera y hacer uso de sus derivados? Para muchos representa un modo de subsistencia, para los menos representa muchos millones de pesos; uno busca alimento para su familia, el otro solo poder, estatus, ganancia; cada uno tiene lo que quiere, pero a la larga todos salimos ¿ganando o perdiendo?, es algo que las prisas de la cotidianidad no nos permiten responder, tenemos urgencia de muchas cosas.

La pregunta es ¿quién tiene más culpa, el que mata la vaca o el que le detiene la pata? Así reza un refrán mexicano, ahora tenemos un activista menos, alegría para unos, tristeza para otros, y para algunos que estamos en el tema verde, un recordatorio para que dejemos de lado estas ideas extrañas, porque estamos en una lucha perdida…. ¿Lo estamos? Las personas que estamos trabajando por los temas como ustedes los llaman “verdes” y que nosotros los vemos como elemento sustancial del desarrollo de nuestra sociedad en el largo plazo estamos acongojados, pero seguimos en nuestra lucha para una sociedad que vea más allá de sus límites económicos. A veces creo que deberíamos comenzar a ver la vida de otra manera, más alegre, disfrutar el consumo como lo es, casi casi una bendición, ya lo dijo Woody Allen: “El estrenar brinda una sensación de felicidad tan parecida a la verdadera que es necesario de asesoría externa para conocer la diferencia”. Eso es, creo que he sido iluminado, creo que “los ecologistas” deberíamos dejarnos seducir por las ofertas, los olores a nuevo y subirnos al tren de la “modernidad”, del consumo “cueste lo que cueste” y así dejar de lado esas ideas extrañas de reduce, reúsa y recicla, ese no es el camino.

Los ecologistas debemos evitar hacer una impronta en el corazón de todos los que están a nuestro alrededor, debemos dejar de influir en el cambio de sus decisiones cotidianas como el uso desmedido e inútil de las bolsitas de plástico de un solo uso o de los popotes o de los envases de unicel, porque eso no cambiará nada y en efecto no lo cambiará, o posiblemente sí, y cambiará en la actitud cotidiana de la gente con la que tenemos contacto, eso es lo más importante, esa actitud indiferente o lo más terrible una actitud de indefensión, ya que “yo solo no puedo hacer nada” pero un individuo puede hacer un gran movimiento y si no me crees recuerda cuando en la noche “un solo mosquito te quita el sueño”, así creo que somos los ecologistas, mosquitos en la noche de placer y de consumo de esta sociedad, los molestamos para bien o para mal, dependiendo cómo nos vean.

Ahora el mosquito le tocó ser a este mexicano, pero bien dice, no sabían que tú eras una semilla y te has plantado en muchos de nosotros. Con admiración a Isidro Baldenegro, que descanse en paz.

Fuente: Oficina Verde, imagen

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