Ciencia y tecnología

¿Sabías que los perros pueden sonreír?

Al evolucionar el perro ha desarrollado un sistema límbico, que maneja las emociones y le permite sonreír igual que los humanos

Teoría Ambiental/Redacción

Ciudad de México, 17 de noviembre de 2020.— El proceso de domesticación de los lobos hacia los perros ha sido de aproximadamente unos 100 mil años de convivencia con el humano. En esta transformación los canes sufrieron una serie de cambios físicos y neurológicos, entre los que destaca su sonrisa.

Originalmente, los lobos eran enemigos de los humanos. Algunos estudiosos han planteado que cada ejemplar tenía diferencias individuales que marcaron esta adaptación a un nuevo ambiente: algunos eran más dóciles y se aclimataron para vivir con los humanos, quienes los reprodujeron hasta obtener especímenes como los de hoy: simpáticos, dóciles y carismáticos.

Por medio de la etología cognitiva (que estudia el comportamiento de los animales) se han realizado tomografías a los perros para investigar sus emociones. Como resultado, se ha descubierto que los canes comparten estructuras neurológicas muy parecidas a las nuestras.

Evolutivamente los lobos que se quedaron con los humanos sufrieron cambios anatómicos, por ejemplo, se volvieron más pequeños. La convivencia con sus dueños logró que su sistema límbico, encargado de las emociones, mejorara su capacidad para integrarse.

Por lo visto, esa expresión facial que tenemos como humanos, el perro logró interpretarla: “me estoy riendo porque me la estoy pasando bien”. Y así fue que estos animales imitaron a sus dueños, explica Alberto Tejeda Perea, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la UNAM.

“Si en algo son buenos los perros es en leernos todo lo que es el lenguaje verbal y no verbal, es decir, la parte emocional.” Esto ha sido confirmado con la teoría de las neuronas espejo, que poseen todos los seres sociales, no solo los perros, agrega. Algunos especímenes exageran esta expresión y esto debe ser “porque vienen de una familia muy feliz, donde ellos entienden que esta expresión es una forma de sentirse bien”.

Aunque somos especies que se identifican más con chimpancés o gorilas, el perro es el único que como tal sonríe. Su musculatura facial les da para eso. Un cerdo o una vaca no podrían tener una sonrisa, pero cuando están felices tienen ciertas actitudes como saltar o correr pero jamás sonreirán.

Los etólogos también descubrieron que hay dos vías básicas para actuar frente a la vida: “los que persiguen algo que les gusta y los que se alejan de algo que no les gusta”. Entonces han identificado emociones positivas como la alegría y las emociones negativas como el miedo y la agresividad.

Los perros desarrollaron anatómicamente un músculo que los lobos no tienen y este les permite pedir a los humanos comida. “Se trata del cambio facial que hacen para convencernos de soy bueno, dame mi galleta.”

Los perros pueden tener un coeficiente emocional mental como de un niño de tres o cuatro años. “No es gratis que algunos los consideren perrijos.”

Actualmente se investiga si también sienten otras emociones como vergüenza, empatía, pena, entre otras.

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO