Cambio climático

Tecnologías exitosas para enfrentar la sequía extendida en todo el mundo

  • Desde atrapanieblas hasta sistemas de cultivo más eficientes, pasando por plataformas para proteger el Amazonas o tecnología para asesorar a los agricultores

BBVA Sostenibilidad

Las sequías son periodos anormalmente secos, con importantes consecuencias ambientales y sociales, afectando a unos 55 millones de personas de forma directa cada año y que puede llegar a perjudicar a tres de cada cuatro personas de todo el mundo en 2050, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Ante la situación que cada vez se agrava BBVA Sostenibilidad presentó algunas alternativas para mitigar este fenómeno con un documento titulado “Cuando falta el agua: claves para hacer frente a las sequías”, que presenta alternativas que van desde sistemas atrapaniebla, tecnología para hacer los cultivos más eficientes, acciones para proteger y reforestar el Amazonas o tecnología para asesorar a los agricultores del Mediterráneo.

Los atrapanieblas de Lima. El ingeniero Abel Cruz se propuso encontrar una opción sencilla, barata y sostenible de conseguir agua, y para ello desarrolló una alternativa: los atrapanieblas, sistemas formados por grandes redes verticales en las que se condensa el agua de la niebla, que después se desliza hasta caer en tanques.

Abel Cruz es el presidente del Movimiento Peruanos sin Agua, una organización civil que lleva acceso al agua y soluciones hídricas innovadoras a sectores vulnerables en su país, como sistemas de desalinización de agua de mar, tratamiento de aguas residuales o biodigestores.

Los atrapanieblas funcionan en los meses de invierno, cuando la neblina conocida como garúa se forma en las montañas de Lima, cuando un panel de unos 20 metros cuadrados puede captar entre 200 y 400 litros de agua diarios, aunque su objetivo es instalar 10 000 atrapanieblas en todo Perú en los próximos cinco años.

El hombre que detuvo el avance del desierto. Yacouba Sawadogo, conocido en Burkina Faso como “el hombre que detuvo el desierto”, es un agricultor que padeció de una intensa sequía que causó una gran hambruna en su país. Como aprendizaje, transformó su práctica de cultivo tradicional y mejoró radicalmente las producciones de secano de la región.

Su técnica se denomina “zai” y consiste en cavar pequeños hoyos entre los cultivos antes de la temporada de lluvias. Se trata de pozos más anchos y profundos, reforzados con piedras para retener el agua y rellenarlos con estiércol y compost para que sus cultivos tengan más nutrientes.

Cuando comienzan las lluvias, los agricultores plantan las semillas en estos pozos, que concentran el agua. Además, el material orgánico atrae a las termitas, que cavan túneles en el suelo seco y permiten a las plantas extender mejor sus raíces. Como resultado, su sistema aumenta los rendimientos de sus cultivos entre 100 y 500 por ciento.

Su práctica se ha extendido a los países vecinos, Níger y Mali, ya que su técnica reduce el estrés hídrico en una zona donde las lluvias son escasas. Como consecuencia, Sawadogo recibió el premio Campeones de la Tierra de la ONU en 2020.

Arbio Perú. Tatiana Espinosa es una ingeniera forestal que vive en la Amazonia peruana donde trabaja en el cuidado de los bosques. Mediante una concesión forestal obtuvo 916 hectáreas de selva amazónica y se dedicó a su conservación.

En 2010, creó con sus dos hermanas Arbio Perú, una empresa dedicada a restaurar y proteger esta sección del bosque. Para sustentarse participa en un sistema con el que compañías de todo el mundo pueden donar fondos para mantener una o varias hectáreas. Como resultado, su organización ha protegido a salvo cientos de shihuahuacos, una especie de árbol que tarda más de 700 años en ganar un metro de diámetro y está amenazada. También resguarda un río volador, un sistema que ayuda a mover el agua de la tierra hacia la atmósfera.

“Los árboles más grandes del Amazonas funcionan como grandes bombas de agua”, explica Tatiana Espinosa. “La masa de más de 390 000 millones de árboles succiona agua del suelo y la envía hacia el cielo, creando una gran nube de humedad. Este flujo se mueve con el viento que trae el océano Atlántico, choca con los Andes y alimenta glaciares y nevados que dan origen a los ríos que llevan agua a las ciudades y los pueblos de Sudamérica.”

“Si la deforestación y la degradación de la selva llegase a un punto de no retorno, este gran río volador dejaría de existir. Muchas zonas se volverían desérticas, se agravarían las sequías y muchas zonas, ciudades, pueblos y personas se quedarían sin agua”, explica Espinosa.

El proyecto Precimed. Este es un proyecto apoyado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC) que comenzó en 2019 y se desarrolló a lo largo de tres años. Su objetivo es crear un sistema de este tipo combinando para compartir las mejores prácticas de riego con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Como resultado, Precimed ofrece un Servicio de Distribución de Datos (DDS, por sus siglas en inglés) que permite a los usuarios agricultores, recibir avisos y recomendaciones en tiempo real sobre las mejores opciones de riego y fertilización. De este modo, pueden optimizar sus actividades y ahorrar agua en los países involucrados: España, Grecia, Túnez y Argelia.

Fotografía BBVA Sustentabilidad

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