- El huracán Beryl proporcionó importantes lecciones para la iniciativa Alerta Temprana para Todos, y para otras inversiones para la reducción del riesgo de catástrofes
Teorema Ambiental/Redacción
El huracán Beryl, el más potente registrado en junio en el Atlántico, recordó al mundo cómo un solo ciclón tropical que toca tierra puede hacer retroceder años de desarrollo. Este huracán se vio impulsado por las cálidas temperaturas de los océanos y se intensificó rápidamente, un fenómeno cada vez más frecuente como consecuencia del cambio climático.
Pero entre la catástrofe también emergen algunos éxitos: se perdieron menos vidas a causa de Beryl en comparación con huracanes anteriores, como el huracán María en 2017. Este fue el resultado de años de inversión en el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana por parte de las naciones del Caribe y del apoyo de organismos regionales e internacionales.
En un artículo publicado en el periódico Trinidad & Tobago Guardian, Kamal Kishore, de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres; Elizabeth Riley, de la Agencia Caribeña de Gestión de Emergencias por Desastres (CDEMA), y Celeste Saulo, de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), hacen un llamamiento para continuar los esfuerzos para fortalecer los sistemas de alerta temprana de riesgos múltiples en el Caribe, y alcanzar así los objetivos de la iniciativa Alertas Tempranas para Todos para 2027:
“La aparición de una tormenta tan potente a principios de la temporada de huracanes era inevitable, ya que el cambio climático sigue creando fenómenos meteorológicos más extremos. Sin embargo, lo que no es inevitable es que la gente tenga que morir o sufrir a causa de estos fenómenos meteorológicos.
“Una historia de éxito en medio de la destrucción infligida por el huracán Beryl en las islas del Caribe es que murieron menos personas en comparación con huracanes similares del pasado, como el huracán María en 2017 o el huracán Iván en 2004.
“Este es el resultado de años de inversión en el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana por parte de las naciones del Caribe y el apoyo de organismos regionales como la Agencia Caribeña de Gestión de Emergencias por Desastres, la Organización Meteorológica del Caribe y el Instituto Caribeño de Meteorología e Hidrología, entre otros.
“Debemos seguir reforzando los sistemas de alerta temprana de riesgos múltiples en el Caribe, a través de esfuerzos como el recientemente anunciado proyecto de Sistemas de Alerta Temprana de Riesgos Climáticos (CREWS, por sus siglas en Ingles) Caribe 2.0, si queremos alcanzar los objetivos de la iniciativa Alertas Tempranas para Todos a finales del año 2027.
“Sin embargo, aunque las muertes por catástrofes siguen una tendencia a la baja, el costo de estos desastres naturales es cada vez mayor. El aumento de los costos sociales y económicos es un problema al que se enfrentan todos los países, pero que se deja sentir con mayor intensidad en los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID).
“Puede que pasen meses antes de que conozcamos el costo total de la catástrofe causada por el huracán Beryl, pero los primeros indicios apuntan a un desastre extremadamente costoso. Beryl afectó a más de 11 000 personas en las islas granadinas de Granada y San Vicente, trastornando vidas, medios de subsistencia y oportunidades vitales. En San Vicente y las Granadinas, según los informes, el 90 por ciento de las viviendas de Union Island quedaron destruidas o gravemente dañadas.
“Mientras que algunos países pueden reducir su exposición a los desastres alejando los activos.
“Esperamos que el verdadero legado del huracán Beryl no sea su fuerza récord o la cantidad de destrucción que causó, sino que fue un punto de inflexión para el mundo. Tenemos que pasar de aceptar pasivamente que se produzcan desastres a prevenirlas activamente invirtiendo en la reducción del riesgo de catástrofes. De lo contrario, todos los huracanes desembocarán inevitablemente en catástrofes.”.
Fotografía: ONU