Los 15 huracanes y tormentas tropicales registrados desde junio en el océano Atlántico y el mar Caribe y los dos tifones ocurridos en el mismo periodo en Japón y Taiwán respaldan las previsiones hechas en 2001 por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), de la Organización de Naciones Unidas (ONU), según el cual la intensidad y frecuencia de estos fenómenos aumentará en las primeras tres décadas de este siglo.
Investigadores de la UNAM, del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y del Centro Climático de la Cruz Roja Internacional, señalaron que los desastres naturales vinculados con eventos meteorológicos extremos coinciden con un incremento generalizado de la temperatura de la Tierra, como anticipó hace cuatro años el grupo de expertos que integran el IPCC.
En México, la responsable de la División de Evaluación y Alerta Temprana del PNUMA para América Latina y el Caribe, Kakuko Nagatani, advirtió que el debate científico sobre la existencia o no de un vínculo directo entre calentamiento global y desastres naturales ha hecho que se pierda mucho tiempo para tomar decisiones.
Nagatani reconoció que si bien Estados Unidos, que emite 25 por ciento de los gases invernadero, ha preferido no adherirse al Protocolo de Kyoto por sentir que no hay evidencia suficiente de que sus ajustes frenarían el calentamiento global, ese país también se convirtió en un ejemplo de que la información científica sólida no sirve de nada si los tomadores de decisiones no la entienden y utilizan.
La elevación de hasta tres grados centígrados en la superficie del mar Caribe, reportada a principios de agosto por la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de Estado Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) y por el Instituto de Meteorología de Cuba, fue considerada ayer por la directora del Centro Climático de la Cruz Roja Internacional, Madelee Helmer, como una prueba clara de la relación entre calentamiento del mar y aumento de desastres naturales.
Helmer indicó que los «gases invernadero» han generado un alza gradual en el nivel de los mares, lo que incide de forma directa en el incremento y fuerza de fenómenos como huracanes.
Fuente: El Universal